¡Por la vida en el centro de las decisiones climáticas! La 7ª generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra”, fue realizada del 22 al 24 de noviembre de 2023, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Nos reunimos entre 19 mujeres defensoras provenientes de los estados de Baja California, Chiapas, Estado de México, Hidalgo, Oaxaca, Veracruz y Yucatán, además de Ciudad de México. Desde nuestro trabajo y activismo por la defensa de los derechos a la tierra y el territorio, los derechos ambientales, el derecho al agua, los derechos culturales y el derecho a una vida libre de violencia, debatimos sobre la urgencia de posicionar los debates ecofeministas sobre las justicias ambiental, climática y ecológica, para juntas fortalecer la defensa del territorio cuerpo-tierra y construir mundos más sanos y justos. Este video da cuenta de las reflexiones que hemos realizado.
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Curso en Línea: Metodologías de la Educación Popular Feminista
Durante los meses de marzo a mayo de 2024, realizamos la segunda edición del curso en línea sobre Metodologías de la Educación Popular Feminista, con el objetivo de generar reflexiones, debates e intercambios sobre la educación popular feminista, sus metodologías, apuestas y principales retos, y así aportar a la construcción de aprendizajes colectivos para la acción transformadora desde y para las mujeres. Formaron parte de esta segunda edición 27 mujeres, provenientes de México, Uruguay, Bolivia, Perú y España, la mayoría provenientes de organizaciones sociales y de base.
Partimos del hecho de que la Educación Popular Feminista es una propuesta político-pedagógica que tiene como fin la formación de sujetas críticas para transformar las realidades de opresión, violencia y despojo. Busca construir procesos de formación en los cuales las mujeres construyen aprendizajes marcados por el cuestionamiento, la rebeldía, la creatividad y el compromiso. Son procesos en los cuales las mujeres son consideradas sujetas de la producción de conocimientos. Conocimientos que surgen del cuerpo, del pensamiento crítico, de las experiencias vividas, de la memoria histórica, de las relaciones, de las emociones y de las subjetividades. Conocimientos que alimenten las rebeldías personales y colectivas, el reconocimiento de las capacidades de gestar prácticas y saberes desde lugares distintos, de legitimar los conocimientos de las mujeres que han sido invisibilizados y desdeñados.
La estructuración del curso
El curso estuvo diseñado en cuatro módulos que permitieron a las participantes el diálogo –sincrónico y asincrónico– entre pares en la virtualidad. De manera paulatina, transitamos por las metodologías de la educación popular feminista desde una perspectiva crítica, participativa y latinoamericana, procurando, con nuestras reflexiones, aportar al fortalecimiento de los procesos organizativos de las mujeres.
Los contenidos de cada módulo se orientaron hacia la crítica y autocrítica de los procesos formativos que realizamos, y aportaron a la construcción colectiva de acciones políticas que visibilizaran las problemáticas específicas que afectan a las mujeres, denunciaran las desigualdades, y también las resistencias. En el centro de nuestros debates, buscamos priorizarnos y reconocernos como constructoras de prácticas transformadoras.
Empezamos conociendo el panorama de la historia, evolución y marco teórico-político de la Educación Popular en Abya Yala, enfocándonos en el cómo las educadoras populares feministas fueron construyendo un enfoque hacia la crítica del patriarcado, fortaleciendo su papel como mujeres y sujetas políticas en la construcción del conocimiento desde la realidad de las mujeres y sus movimientos populares, de base e, incluso, guerrilleros.
Mantuvimos siempre presente la aseveración de que la metodología de la educación popular feminista busca aportar a los movimientos feministas y así transformar este sistema voraz que nos aniquila, que nos fragmenta, que nos transforma en objetos, que se nutre de nuestro trabajo, esfuerzo y creatividad – despojándonos continuamente. En otras palabras, el compromiso de la educación popular feminista es cuestionar, transformar las realidades de injusticia que todavía viven las mujeres – a pesar de los logros y avances que hemos tenido gracias al movimiento feminista.
Deconstrucción-reconstrucción
Los módulos del curso estaban relacionados entre sí, de modo que las participantes fortalecieron sus reflexiones sobre el hecho de que ésta es una metodología que se caracteriza por la dinamicidad, creatividad, pasión, valentía, y potencial crítico transformador. Es una práctica que implica la superación de las dicotomías de la modernidad occidental que crea jerarquías de valor entre cuerpo-mente, emoción-razón, privado-público, naturaleza-cultura, entre otras. Implica, además, reconocer los tiempos y ritmos de cada una, desde la aseveración implícita de que las mujeres vivimos múltiples y diferenciadas opresiones, y tenemos diferentes intereses políticos. También pudimos ampliar nuestra mirada a la destrucción y despojo de la naturaleza y los ecosistemas, que va de la mano con las violencias y despojo hacia nuestros cuerpos.
El curso nos llevó a cada una a romper con las supuestas seguridades que nos proporciona el sistema patriarcal; romper con las violencias aprendidas; romper con la comodidad que nos otorga el papel de víctimas; romper con esquemas profundamente arraigados sobre la vida, el trabajo, la espiritualidad, el consumo, el discurso, el activismo “militante”, entre otros aprendizajes. Fue un proceso colectivo en lo mínimo, doloroso, inquietante y que a la vez nos llevó a volver a reconstruirnos, re-construcción que requiere tiempo, soledad y el dolor de, como semillas, partirnos, rompernos y volver a crecer y florecer. Y al mismo tiempo, pudimos coincidir y sentir la alegría de sabernos aliadas, compañeras de lucha y caminos.
Un elemento clave en el curso fue la constatación de que la ética y política feminista con y entre las mujeres con las que trabajamos pasa por la construcción de una mirada interseccional, que está en constante revisión crítica y autocrítica, en la cual todas las participantes de un proceso formativo están en constante cambio y reflexión sobre nuestros propios procesos personales y colectivos. Entre los procesos formativos que revisamos, se destaca el taller, que se ha consolidado como espacio privilegiado de la Educación Popular.
El taller como espacio privilegiado para la construcción colectiva de conocimientos
Como método predominante en los procesos de educación popular feminista, el “taller” es uno de los espacios privilegiados para la construcción colectiva de conocimientos. Paulo Freire se preguntaba: “¿cómo llegar al pueblo y despertar las ganas de luchar?” Y en esta sintonía, nos preguntamos: ¿cómo llegar a las mujeres y despertar las ganas de luchar y transformar el sistema patriarcal capitalista, racista y colonial?
Acompañando las diferentes corrientes y evolución de los movimientos feministas, el taller como método también ha evolucionado, profundizado y ampliado cada vez más su claro fin político de transformar las injusticias.
Vimos, en el curso, que, para lograr este fin, en el taller se emplean “técnicas” y herramientas didácticas participativas que van más allá de la reflexión analítica y racional por parte de las personas participantes. La apuesta es la de validar otras formas de conocimiento, que surgen no solamente desde el análisis y pensamiento crítico, sino que también de los sentimientos, de la intuición, de las emociones y memoria personal y colectiva.
Buscamos recuperar el potencial transformador y creador de conciencia política que tiene el taller. Esta perspectiva, -además de superar la excesiva valoración de lo racional frente a lo emocional, y lo mental en contraposición a lo corporal-, es también una perspectiva intencionada, que se orienta hacia un posicionamiento político que cuestiona las dualidades entre razón-emoción, mente-cuerpo, objetivo-subjetivo presentes en nuestras sociedades patriarcales, a modo de recuperar y validar formas de conocimiento de las mujeres que han sido históricamente devaluadas por este sistema.
Renovar las esperanzas
Ser impulsoras de procesos transformativos, para nosotras de Agua y Vida es una gran satisfacción, porque esta es nuestra razón de ser: transformar las realidades de opresión e injusticia hacia realidades en las cuales la vida ocupa el centro. Para terminar, dejamos aquí algunos testimonios de las participantes, que nos inspiran, nos motivan y nos renuevan las esperanzas para seguir realizando y mejorando este curso.
¡Gracias a todas las personas que hicieron parte!
“Me pareció muy provocador, considero que la estructura del mismo traza una ruta bastante clara que permite analizar la propuesta crítica de la educación popular feminista hasta llegar a lo concreto y analizar nuestras propias prácticas. Los materiales, tanto videos como lecturas son muy potentes, ponen al centro de la discusión la apuesta política de la EPF y cómo a través de ésta se cuestionan las diferentes opresiones que vivimos las mujeres. Pienso que las tareas nos motivan a explorar nuestra creatividad de diversas formas. Los encuentros virtuales abren espacios de discusión muy necesarios y nos orientan no sólo sobre los contenidos del curso, sino también a ser críticas con lo que hacemos, cómo lo hacemos y su finalidad política”.
“Me pareció potente la reflexión política desde la práctica emancipadora de la organización y colectivización de grupos de mujeres. Aprendí de técnicas y métodos de la EPF que ya había llevado sin saber que eran tales, lo cual me dio mucha fuerza e inspiración para seguir caminando estos procesos emancipatorios. Pude escuchar las diferentes apuestas de mis compañeras en sus respectivos caminares, sentí un espacio abierto y seguro para el diálogo y la reflexión”.
“Superó mis expectativas pues las reflexiones que detonó me hicieron analizar lo fundamental que resulta partir de las propias experiencias para la construcción del conocimiento colectivo, crítico y transformador, que permita potenciar las luchas que las mujeres vienen dando para enfrentar las diversas opresiones que nos atraviesan, pero también fijar la mirada en la responsabilidad política que tenemos como facilitadoras”.
“Comprendí lo que es la EPF, pude cuestionarme personalmente mi ser feminista, además de complementar y reforzar mis conocimientos sobre EP y logré organizar mis ideas en torno a una propuesta metodológica práctica con estructura y con fundamentos teórico- conceptuales sólidos”.
“Diría que rebasaron mis expectativas, ya que los materiales de lectura fueron muy bien escogidos, el desarrollo de los módulos, muy bien planeados y resumidos. Además, el conocer las experiencias de las participantes es inspirador y produce empatía entre nosotras. Muchas gracias por ayudarnos a conectarnos con nuestra creatividad feminista”.
“El curso me ha ayudado a entender que para lograr una educación situada hay que hacerlo al revés de cómo nos enseñan, partir de lo interno y no de lo externo, también que como facilitadora es necesario estar en observación y cuestionamiento constante. Me llevó frases, preguntas, que me hicieron desbloquear pensares y sentires. Ahora trato de tener presentes esas palabras clave continuamente para seguir profundizando esas reflexiones”.
Escuela Popular Ecofeminista: Mujeres y Gestión de Agua en San Cristóbal de Las Casas
Crisis Climática, el ciclo del agua alterado y las consecuencias socioambientales, ¿para quiénes?
En este año (2024) la crisis climática se ha dejado sentir con más fuerza. Una de las consecuencias que hemos podido palpar en casi todo el país ha sido la escasez de agua y las sequías durante los primeros seis meses del año, sequías que han sido desde moderadas a severas en el 74.43% del país, seguidas de grandes inundaciones como las ocurridas en el Estado de México, Ciudad de México, Veracruz y Chiapas, por mencionar algunos estados.
En el periodo de sequía, de los 32 estados que conforman al país, sólo tres no tuvieron regiones afectadas por la sequía, mientras en la temporada de lluvia, 16 estados han sido afectados por lluvias torrenciales e inundaciones.
¿Qué nos dicen estos datos? que miles y miles de personas están viviendo tanto en la salud física y emocional, como en la seguridad alimentaria, las consecuencias de la alteración de los ciclos de la naturaleza generados por el sistema capitalista, patriarcal, colonialista y racista.
Las consecuencias relacionadas con el agua, ya sean la escasez o las inundaciones, generan problemas de salud por enfermedades infecciosas, parasitarias y gastrointestinales. También afecta a las cosechas, el ganado, la pesca, y en la gran mayoría de los casos, hay pérdida de bienes materiales. Otra afectación muy grave son los problemas emocionales que genera, tales como: estrés, ansiedad, depresión y el aumento de la violencia, pero ¿para quiénes?, ¿quiénes viven realmente estas situaciones y sus consecuencias?
Es importante que afinemos la mirada, porque las consecuencias de la crisis climática no son generalizadas: para las empresas transnacionales, las mineras y los megaproyectos no existen estas problemáticas. Desde el Ecofeminismo y la apuesta por la justicia climática feminista seguimos señalando que las sequías, escasez de agua, inundaciones y demás desastres socioambientales, no afectan a todas las personas por igual. Son los grupos históricamente vulnerados quienes viven las consecuencias en carne y hueso. Son las personas racializadas, marginadas y empobrecidas y de entre ellas las mujeres, niñas y niños quienes cargan con las peores consecuencias.
Esta realidad que les atraviesa en el día a día, ha llevado a que cada vez más mujeres se preocupen por esta situación y busquen organizarse, levantar la voz. Pero cuando lo hacen se encuentran con un sistema patriarcal y capitalista que se incomoda si ellas hablan.
Esta historia de luchas y resistencias impulsadas desde las mujeres se repite en muchas regiones, pero en esta nota queremos contarte lo que sucede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Prepárate para esta historia agridulce
En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, así como en muchas otras regiones del país, el derecho al acceso al agua en cantidad y calidad ha sido afectado no solo por las sequías sino también por las malas formas de gestión y el ejercicio autoritario del poder municipal que ha permitido la sobreexplotación, contaminación y el acaparamiento de los cuerpos de agua en beneficio de unos pocos.
La mala gestión del agua que existe en el municipio se observa desde el crecimiento desorganizado de la ciudad, la ausencia de políticas públicas claras respecto a la distribución del agua y omisiones por parte del servicio municipal de agua (SAPAM). La extracción en grandes cantidades de aguas profundas por parte de FEMSA-Coca Cola, la invasión y relleno de humedales (que son los cuerpos de agua que abastecen el 70% de agua a la población), la extracción de los bancos de arena que afectan directamente la recarga de agua de los humedales, así como a la falta de interés político de SAPAM, la dependencia encargada de regular la situación.
Todas estas problemáticas afectan el derecho al acceso al agua de la población, pero las consecuencias se agudizan en las mujeres, principalmente las mujeres racializadas, marginadas y empobrecidas, pues son ellas quienes buscan subsanar la falta de agua en sus hogares, ya sea por medio de la compra de garrafones, pipas, acarreo o captación de agua de lluvia, y esto cuando hay lluvia. También son ellas quienes atienden las enfermedades gastrointestinales generadas por la mala calidad del agua, como la epidemia de hepatitis A que se vivió este año.
Pero….
Como ha sucedido en muchas ocasiones, en esa parte de la historia no contada, las mujeres están ahí, haciéndose presentes frente a un sistema patriarcal, capitalista y racista que no quiere verlas ni escucharlas. Ellas están ahí organizándose para participar activamente en sus barrios y colonias por la defensa del agua y otros bienes naturales.
De cara a esta situación en el mes de junio impulsamos la Escuela Popular Ecofeminista: Mujeres y Gestión de Agua en San Cristóbal de Las Casas.
Desde nuestra perspectiva política ecofeminista, nos interesaba reunirnos entre mujeres para hablar de estas problemáticas relacionadas al agua, y también construir juntas estrategias para transformarlas. Queríamos, además, fortalecer el poder personal y colectivo de las defensoras del agua.
La escuela fue realizada desde la metodología de la educación popular feminista, cuyas técnicas fortaleceran nuestros conocimientos y nos permitieron contar con un panorama amplio de cómo las problemáticas del agua se traducen en injusticias ambientales, sociales, políticas y económicas que nos afectan directamente como mujeres. Analizamos los aprendizajes que todavía están presentes en la división sexual del trabajo, en la cual las mujeres son las principales cuidadoras del agua para uso doméstico y familiar, pero que no tienen poder de decisión sobre su gestión. Observamos que esta división sexual del trabajo se traduce, en muchos casos, en violencias físicas, emocionales, sexuales, patrimoniales y económicas para las mujeres. El activismo de las defensoras del agua también ha sido perseguido, denostado y muchas defensoras han sido víctimas de amenazas y hostigamientos debido a su trabajo.
Por medio de la técnica de la cartografía popular, y a partir del ejercicio sobre la ruta del agua, ampliamos y nutrimos la información sobre el agua en nuestro territorio, así como realizamos un mapeo de actores que aportan a la privatización del agua. Y también identificamos las resistencias y los actores que aportan a nuestras luchas.
A partir de este trabajo, juntas constatamos que “Defender el territorio es defender todas las formas de vida” (participante del taller, junio 2024).
Por medio de sus 6 talleres consecutivos, la Escuela permitió reconocer y revalorar el poder y la importancia de las diferentes acciones que las mujeres defensoras están impulsando. Compartimos algunas de las acciones que las defensoras mencionaron:
“Estamos ocupando cargos que antes sólo los hombres ocupaban, como en el consejo vecinal y el comité del agua”.
“Salimos a marchar para protestar contra las empresas que nos roban nuestra agua”.
“Realizamos denuncias en las redes sociales y la radio”.
“Realizamos conferencias de prensa para informar los problemas que tenemos en nuestro barrio”
Como parte del compromiso que tenemos hacia la Justicia climática y la justicia hídrica, la Escuela fue un espacio para reforzar la politización de las problemáticas del agua. De manera colectiva generamos reflexiones encaminadas a identificar quienes son los verdaderos depredadores del agua. Citamos una de las reflexiones de las participantes:
“Es triste ver que sólo el 4% del agua la utilizamos la ciudadanía y somos quienes buscamos formas para ahorrar el agua, mientras que las empresas utilizan el 96% y no les importa ni están haciendo nada para remediar los impactos de la crisis climática”.
Estas han sido algunas de las reflexiones y poderosos momentos que vivimos durante este proceso formativo que impulsamos desde Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente. La Escuela tuvo la duración de dos meses, fue un espacio que permitió potenciar el reconocimiento de las desigualdades estructurales y que sólo mediante la participación organizada y estratégica de las mujeres se podrá aportar a la resolución de problemas críticos del agua en la ciudad.
La Escuela Popular Ecofeminista me ha brindado muchos aprendizajes metodológicos, herramientas y ha fortalecido mi trabajo como defensora del agua, así como también me permitió conocer y vincularme con otras mujeres defensoras y reafirmar que todas tenemos la capacidad de encontrarnos y hacernos cercanas en las luchas y en la vida.
Comunicación Estratégica Feminista: un proceso para fortalecer las colectividades
La comunicación es imprescindible en todos los procesos organizativos, es la vía de continuidad y crecimiento, es un elemento clave para el sostenimiento tanto interno como externo de los grupos. Sin embargo, en esta era de la tecnología e inmediatez, en dónde los sucesos ocurren y hay que dar respuesta, muchas veces caemos en el error de creer que al replicar o difundir información ya estamos comunicando.
Conviene hacer un alto y cuestionarnos ¿realmente es así? Difundir información es vitalmente importante en ciertos momentos de urgencia, pero la comunicación va más allá, nos invita a abrirnos hacia nosotras y las otras, reflexionar y tomar conciencia, por ello es un espacio de poder en disputa.
El poder de la comunicación nos permite encontrarnos, reconocernos, comprendernos, organizarnos y construir acciones que nos permitan cambiar nuestra realidad. Nos da la oportunidad de posicionar nuestras demandas, luchas, exigencias, contar esas historias que muchas veces han sido opacadas, silenciadas, pero que siempre encuentran las formas de salir y narrarse a sí mismas.
¿Cómo podemos, desde las organizaciones y colectivos, recuperar ese poder?
Comunicación Estratégica Feminista
Desde la Comunicación Estratégica Feminista buscamos compartir nuestros dolores, rabias, pero también esperanzas, sueños y los trabajos que realizamos para lograr construir esos otros mundos. Sabemos que unidas somos más fuertes, y que también unidas podemos amplificar nuestras voces, replicar las alegrías, compartir la indignación y expandir las llamadas a la acción.
Retomando esta propuesta y uniéndola con la educación popular feminista, durante 2023 realizamos un poderoso proceso de formación entre pares con colectivos y redes de mujeres del estado de Chiapas. A partir de este proceso, entre todas hemos podido hacer un alto para recuperar nuestras historias, recuperar nuestras victorias y fracasos, la rabia por las violencias e injusticias, pero también nuestras esperanzas, alegrías, los encuentros y desencuentros. Estas historias nos muestran el camino que hemos recorrido, nos legitiman y nos motivan a seguir. En esta forma de comunicación que estamos construyendo, tanto al interior como el exterior de las colectivas, apostamos por narrarnos desde una mirada esperanzadora y poderosa, reconociendo y validando nuestro trabajo como defensoras en el día a día.
El proceso nos permitió volver a nosotras, recuperar nuestro caminar, fortalecernos y reconocernos como grupos organizados que estamos luchando, creando y trabajando por mundos más sanos y justos. Sin embargo, así como encontramos certezas, surgen y se mantienen algunas dudas.
¿Cómo enfocar el poder de la comunicación estratégica feminista para revertir la invisibilización que existe del trabajo de las mujeres en la defensa del territorio?
¿Qué medios debe tomar la comunicación estratégica feminista para lograr el reconocimiento social, político y financiero a nuestra labor?
Las redes sociales como espacio hegemónico de comunicación visible ¿son accesibles para las mujeres defensoras?
Las redes sociales se han convertido en los espacios por excelencia para difundir información de manera rápida y sin costo. Sin embargo, sabemos que este medio de comunicación no está al alcance de todas. Sabemos que siguen existiendo brechas tecnológicas, de acceso, manejo y generacionales, así como de falta de tiempo, dificultades para crear estrategias y seguimiento, y sobrecarga laboral que dificultan su uso.
Aquí queremos compartir y reflexionar sobre las dificultades a las que se enfrentan las mujeres defensoras para tomar el poder de la comunicación, incluyendo los medios “más accesibles” que serían las redes sociales y utilizarlo en pro de la externalización y visibilización de nuestro trabajo.
Al realizar la campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres(https://www.youtube.com/watch?v=wy0hGQHjhdI) nos percatamos de las dificultades que tenemos para entretejernos de manera virtual. Algunas de las complicaciones fueron la falta de tiempo para el manejo de las redes de manera sostenida, la falta de habilidades y los múltiples roles que las mujeres realizan dentro de sus organizaciones.
¿Qué tan cierto es que, “si no estás en las redes, no existes”?
Sabemos que el hecho de que, si no difundimos nuestro trabajo y nuestros pensamientos en redes, no significa que las mujeres no estemos ahí. Eso porque ante los proyectos extractivos, de despojo y violencia que se agudizan constantemente, las mujeres seguimos en lucha. Vemos que surgen y se sostienen diferentes movimientos de mujeres en defensa de la tierra, el territorio y nuestros derechos y que, pese a sentirse constantemente invisibilizadas, silenciadas, ocultadas por la falta de reconocimiento social, político y financiero a su trabajo, siguen organizándose y apostando a colocar la vida en el centro.
Estas mujeres están en los frentes de lucha, directamente defendiendo sus territorios y haciendo frente a las amenazas. Pero su trabajo sigue sin ser lo suficientemente valorado, reconocido, respetado y sobre todo apoyado.
La vida no se gesta en las redes sociales, ni en la virtualidad
También a través de la campaña nos dimos cuenta que en una sociedad en dónde predomina la inmediatez, lo caótico, lo superfluo y la des-información, es muy difícil posicionar los temas dónde la belleza de la cotidianidad, de la organización y de la defensa real de la vida digna estén en el centro.
Hemos defendido, en este proceso de comunicación estratégica feminista, que la vida no se gesta en la inmediatez. La vida requiere de lentitud, de presencia, de cercanía, de compartir. La vida requiere de tiempo, de persistencia, de un antes, un ahora y un después. Las luchas que realizamos tienen historia, y no podemos perder esta perspectiva histórica, mucho menos la perspectiva política de nuestros procesos como defensoras.
Por eso, queremos invitarnos a hacer un alto en el camino. Sabemos que no podemos salirnos por completo del sistema, pero sí podemos decidir cuando queremos ir más lentas, cuando podemos tomar un tiempo, respirar y admirar la belleza, la fuerza y el poder de lo que está ocurriendo ahí frente a nosotras, no en una pantalla, sino que en el mundo real, en el mundo de la vida, de los encuentros, de los ojos que se miran y de las manos que tomamos y levantamos juntas.
Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” – 7ª generación 2023: hacia la construcción de las justicias climática y ambiental
Estamos pasando por crisis simultáneas, interrelacionadas, que nos desafían a recuperar y fortalecer nuestras luchas y poder contestatario feminista. Recuperar y resignificar el potencial revolucionario de este gran y diverso movimiento, el Movimiento Feminista, que busca transformación sistémica, social, cultural, política y económica. El potencial de mover, incomodar, de-construir las injusticias que tienen rostros y cuerpos de mujeres y reconstruir el mundo, la vida, las relaciones, desde la búsqueda de horizontes posibles, sanos y justos.
Reconocer y nombrar las injusticias
La 7ª generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” justamente nos llevó, entre todas las participantes, a nombrar las muchas injusticias que vivimos. En especial, reflexionamos sobre las múltiples crisis que atravesamos, los discursos de odio, las políticas de muerte y las indiferencias indolentes. En especial, debatimos sobre la justicia ambiental y la justicia climática – que van de la mano con todo lo que hacemos las mujeres para la defensa del territorio.
La Escuela fue realizada los días 22, 23 y 24 de noviembre, con la participación de 20 defensoras provenientes de los estados de Veracruz. Tijuana, Estado de México, Oaxaca, Mérida y Chiapas.
La Escuela ha sido una iniciativa de Agua y Vida para la formación política de mujeres defensoras desde la perspectiva de la educación popular feminista y teniendo como eje el ecofeminismo crítico latinoamericano. En estos siete años hemos formado a 188 defensoras de derechos humanos, en especial los derechos ambientales, al agua, a la tierra y el territorio.
Algunas de las injusticias que nombraron las participantes fueron:
Muerte, desaparición, asesinato de defensoras ambientales. Invisibilización de la problemática ambiental. Responsabilización individual de los problemas estructurales. Desigualdad. Despojo de los bienes naturales. Políticas extractivas. Ríos contaminados. Inundaciones. Relleno de humedales. Uso indiscriminado de agroquímicos. La alimentación ya no es sana. Escasez de recursos. Desequilibrio ecológico. Destrucción de la fauna y flora. Contaminación sonora. Cambios bruscos en el clima. Crecimiento urbano desordenado. Daño ecológico a zonas naturales protegidas. Minería, saqueo de cerros. Invasiones de zonas boscosas. Monocultivos de palma aceitera. Falsas promesas de desarrollo y de regularización de servicios. Fragmentación de la resistencia. Las comunidades se sienten inseguras ante la presencia de la militarización y las armas. Los militares llegan con el discurso de “brindar protección”, pero son los que más violentan. Intimidación en la comunidad. La militarización va junto con la paramilitarización, donde están armando a las personas de la sociedad. Establecimiento de plazas para el narcotráfico. Surgimiento de grupos de terror, jóvenes motonetos. Tráfico de drogas, personas, prostitución forzada. Inseguridad general. Miedo por parte de las mujeres. Dinámicas sociales complicadas, complejas. Las Políticas Nacionales imponen formas de “hacer” uniformizan, pero no aportan a la justicia ambiental o la justicia climática. El estado no cumple y la sociedad civil está saliendo a hacer frente a todas éstas injusticias.
Imaginar realidades y justicias que queremos construir
Vimos que la Justicia es construcción y responsabilidad colectiva. Es cierto que el Estado se ha consolidado como el responsable de la impartición de justicia. Pero esta forma de “impartición de justicia” está corrompida. Hoy por hoy, el Estado es uno de los principales perpetradores de injusticia y uno de los principales violadores de los derechos humanos – por lo que las feministas enfrentamos un gran desafío: mantener nuestra crítica, nuestro poder contestatario al Estado; seguir incomodando y denunciando y visibilizando su corrupción e ineficiencia. Y nombrar, proponer los cambios concretos que deseamos construir.
No habrá justicia mientras siga habiendo explotación, despojo y destrucción de la naturaleza y explotación, despojo y violencia hacia las mujeres. La justicia se relaciona con la protección de la Red de la Vida y de los bienes naturales que dan sustento a toda la humanidad. Proteger la tierra, la vida, es un acto político transformador.
Resistencias organizadas por parte de grupos de mujeres y defensoras – juntas construyendo las justicias.
Creación de redes de mujeres defensoras del Territorio. Nos organizamos como mujeres para enfrentar y resistir las malas políticas del gobierno, los problemas sociales y ambientales. Producción nativa contra hegemonías. Red de mercados agroecológicos. Restauración de tierras, manglares y ecosistemas costeros. Estrategias de seguridad y cuidado colectivo. Barrios y colonias organizadas. Grupos de defensoras del agua y de los humedales. Difusión de conocimientos, alternativas y soluciones desde lo local. Tejer redes de seguridad para el activismo. Generación de consciencia sobre la basura. Educación, concientización, organización, politización, activismo. Pensar en colectivo: dejar atrás la mentalidad del “sálvese quien pueda”, es importante pensar más en la comunidad. Visibilización de la defensa de la tierra y el territorio que hacen las mujeres. Casa comunitaria de resistencia. Recuperación de las asambleas comunitarias con la participación de las mujeres y toma de decisiones colectivas. Generación de sentido de pertenencia e identidad en las nuevas generaciones. Activismo, las mujeres está marchando para la denuncia, protesta y visibilización. Denuncias ciudadanas. Grupos urbanos organizados para defender las ciudades. La resistencia de las mujeres sostiene la vida. Las redes que realizamos entre mujeres son una resistencia.
Cartografías del territorio cuerpo-tierra
Por medio del trabajo colectivo del mapeo del territorio, las participantes identificaron como perpetradores de las injusticias el gobierno en sus tres niveles, en especial el crimen organizado y las empresas como los principales perpetradores de violencia. Como principales formas de despojo fueron identificados diferentes proyectos extractivos, como los monocultivos, la minería, los proyectos eólicos, el turismo a grande escala, el saqueo de agua y los megaproyectos de infraestructura vial.
A pesar de que varios territorios mapeados son lejanos entre sí, se identificó que comparten tanto las injusticias y violencias, como también las resistencias. Éstas se dan a través de la organización de las mujeres, la recuperación de la memoria colectiva y las estratégias concretas para la defensa y cuidado del territorio. Reconocimos que “somos mujeres que no necesitamos de títulos, ni ser académicas; sabemos mucho, somos las que estamos viviendo las problemáticas, y somos las que resistimos y somos creativas”.
En los mapeos de nuestros cuerpos, reconocimos que es a través de él que identificamos los miedos, las violencias y las injusticias, y el cómo se van repercutiendo en el cuerpo y en toda la vida. Nuestro propio cuerpo es el que nos abraza, que nos contiene. Todo el territorio se expresa en nuestro cuerpo: si está sano y cuidado, o si está reseco y destruido – eso lo vivimos en nuestros cuerpos. Es en este nuestro cuerpo donde reconocemos todo lo que nos duele, pero también lo que nos conecta y nos da la vida, como las amistades, las luchas entre mujeres, el sabernos y sentirnos acompañadas.
La Escuela Ecofeminista fue un espacio de encuentro, de reflexión, de cuidado y contención que nos permite conocernos entre más defensoras, fortalecer nuestras redes, acompañarnos, sanarnos colectivamente y fortalecernos para seguir en la lucha.
Taller: Cuestionar y transformar desde el arte feminista
El arte de cortar y volver a unir, de construir a partir de trozos y retazos, ha sido una práctica común para las mujeres en distintos momentos de la historia. Como forma de sobrevivir al hambre, las mujeres han seleccionado, cortado, picado, mezclado los alimentos para transformarlos en comida. Para subsistir al frío, han seleccionado, cortado y cosido telas para transformarlas en ropa. Reivindicamos el acto de mirar, seleccionar, cortar, picar, pegar, volver a unir como un acto máximo de creación: el acto de ser co-creadoras con la naturaleza y sus dinámicas. Son prácticas que permiten que la vida subsista, creaciones colectivas sin copyright, sin derechos de autoras, y que pertenecen a todas.
Transformar la realidad desde el arte y la creatividad
Desde Agua y Vida, hace ya buen rato que estamos meditando sobre la importancia de re-crear nuestro trabajo, nuestro activismo. Hemos estado indagando sobre la importancia de nuevas formas de ver y transformar la realidad, desde perspectivas que unan la política con la poesía, la razón con las emociones, con la mística, con la alegría.
- ¿Cómo renombrar y resignificar la complejidad del mundo que nos toca vivir?
- ¿Cómo traer belleza, inspiración, asombro a nuestro activismo?
Fue así que nos decidimos por el taller de collage.
Vimos que el collage es una técnica artística que nos permite unir el conocimiento racional, emocional e instintivo. Vimos que también nos proporciona momentos de introspección y de creatividad, en una realidad vertiginosa y deshumanizadora que nos quiere siempre aceleradas, siempre productivas.
La introspección y la creatividad pueden constituirse como un acto político, pues nos permiten observar de manera crítica la realidad, analizarla desde diferentes enfoques; nos da el necesario tiempo y silencio para construir argumentos que nos permiten comprenderla para transformarla.
¿Te animas a cortar y pegar?
Hemos debatido, en el taller, que el Collage Ecofeminista tiene el potencial de incomodar. De abrir más los ojos de quién lo mira. Nos permite trastocar los límites que nos han impuesto. Cruzar las fronteras reales o imaginarias.
El collage feminista, o en nuestro caso, ecofeminista, nos permite deconstruir las imágenes hegemónicas sobre la vida, el mundo, las mujeres, la naturaleza – y desde nuestra propia experiencia, otorgarle nuevas formas y sentido. Mirar, apropiarnos, reciclar, deconstruir y reconstruir, también son pasos de la metodología de educación popular feminista: mirar la realidad, analizarla y regresar a ella para transformarla. Es una forma artística de crear nuevas realidades que, sobretodo, cuestionen y denuncien las realidades patriarcales.
Hemos visto que:
- El collage nos permite recuperar la memoria, reconstruirla y resignificarla.
- Nos permite contar las historias de lo que fue y de lo que nos gustaría que fuera.
- Nos permite darle imagen, voz, textura a nuestras causas, luchas y sueños.
- El collage es para incomodar, para llamar la atención, para interpelar a quienes los miran y hacerlos pensar de manera crítica.
El taller nos abrió un espacio para deconstruir y construir juntas de manera colectiva.
Taller: Comunicación estratégica feminista – el poder de recuperar nuestras historias
Desde siempre, las mujeres hemos luchado por nuestros derechos, por la dignidad de la vida y por la justicia en todas sus formas. Nuestras ancestras han resistido diferentes luchas por preservar la vida, una vida significativa y digna para nosotras, nuestras familias y la naturaleza. Pero el sistema patriarcal capitalista, racista y colonial ha intentado borrar sus historias y nuestras historias. Ha ocultado nuestros relatos de vida, las esperanzas, dolores, alegrías y victorias que construimos cada día.
Una historia en común
En muchos territorios, las mujeres sostenemos las luchas por la defensa de la tierra, del agua, las semillas y otros derechos fundamentales. Hacemos frente a todas las prácticas, costumbres y pensamientos que buscan invisibilizar nuestro papel en la toma de decisiones.
Las defensoras enfrentamos varias dificultades para la participación y el reconocimiento de nuestro trabajo e identidad. Debido al machismo y sexismo presente en la sociedad y cultura, nuestra identidad individual y colectiva como defensoras de derechos humanos todavía no es lo suficientemente reconocida, ni valorada y ni promovida, pues el trabajo que realizamos es visto como una amenaza al patriarcado y un desafío a las normas tradicionales de género presentes en los movimientos sociales, en las familias y comunidades.
Justamente por levantar la voz, por nuestra valentía e indignación, por no quedarnos calladas y denunciar las violencias e injusticias, el trabajo que realizamos nos convierte en blanco de ataques de todo tipo, a modo de desalentar nuestra organización política feminista.
Estas somos, y aquí estamos
Para contrarrestar esta realidad, hemos impulsado tres encuentros entre defensoras que desde años nos acompañamos mutuamente. Darnos el tiempo para encontrarnos, convivir, reflexionar, debatir, soñar y planear juntas los caminos que queremos transitar para nuestro fortalecimiento y reconocimiento, ha sido, en lo mínimo, poderoso. De hecho, no hay mayor poder que construir y cons-pirar juntas los mundos que queremos.
Juntas, hemos recuperado y reconstruido nuestra memoria presente e histórica, y desde ahí, trazamos las pautas para construir lo que nosotras mismas entendemos que es la comunicación feminista: una comunicación que nos empodera, que nos acerca, que transforma este mundo caduco, violento y opresor; una comunicación que se suma a los esfuerzos para transformar las violencias y desigualdades sociales, económicas, ambientales y climáticas que enfrentamos.
Gracias a todas las compañeras que hicieron posible estas rebeldías.
Memoria: El Cuidado en los Espacios Públicos
¿Sabes cómo viven las mujeres que barren las calles?
¿Conoces sus problemas, sus sueños y sus luchas?
Las mujeres que trabajan en la limpia municipal, conocidas como barrenderas, conforman uno de los sectores laborales más vulnerables y no reconocidos. Su trabajo, tan importante e imprescindible para el funcionamiento de cualquier ciudad, es uno de los más estigmatizados.
¿Cuántas veces has saludado o agradecido a una barrendera, cuando cruzas con alguna?
En general, el trabajo que hacen las mujeres en el espacio público es invisibilizado, y sólo se ve cuando no lo hacen.
Aquí les compartimos la memoria de un taller, en el cual ellas nos comparten sus vidas, sus propuestas y sus alternativas.
Sistematización del proyecto: Hacia la construcción de liderazgos ecofeministas
El documento de sistematización que aquí presentamos, da cuenta de los principales resultados del proyecto *Hacia la construcción de modelos de liderazgos ecofeministas de mujeres indígenas para el cuidado y defensa del territorio cuerpo-tierra en los Altos de Chiapas – Segunda Etapa*
Sistematización del proyecto: Hacia la construcción de liderazgos ecofeministas
Memoria de la Escuela Ecofeminista 2a Generación
Con mucha satisfacción, les presentamos la memoria de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra, en su Segunda Generación.