Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” – 7ª generación 2023: hacia la construcción de las justicias climática y ambiental

Estamos pasando por crisis simultáneas, interrelacionadas, que nos desafían a recuperar y fortalecer nuestras luchas y poder contestatario feminista. Recuperar y resignificar el potencial revolucionario de este gran y diverso movimiento, el Movimiento Feminista, que busca transformación sistémica, social, cultural, política y económica. El potencial de mover, incomodar, de-construir las injusticias que tienen rostros y cuerpos de mujeres y reconstruir el mundo, la vida, las relaciones, desde la búsqueda de horizontes posibles, sanos y justos.

Reconocer y nombrar las injusticias

La 7ª generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” justamente nos llevó, entre todas las participantes, a nombrar las muchas injusticias que vivimos. En especial, reflexionamos sobre las múltiples crisis que atravesamos, los discursos de odio, las políticas de muerte y las indiferencias indolentes. En especial, debatimos sobre la justicia ambiental y la justicia climática – que van de la mano con todo lo que hacemos las mujeres para la defensa del territorio. 

La Escuela fue realizada los días 22, 23 y 24 de noviembre, con la participación de 20 defensoras provenientes de los estados de Veracruz. Tijuana, Estado de México, Oaxaca, Mérida y Chiapas. 

La Escuela ha sido una iniciativa de Agua y Vida para la formación política de mujeres defensoras desde la perspectiva de la educación popular feminista y teniendo como eje el ecofeminismo crítico latinoamericano. En estos siete años hemos formado a 188 defensoras de derechos humanos, en especial los derechos ambientales, al agua, a la tierra y el territorio. 

Algunas de las injusticias que nombraron las participantes fueron:

Muerte, desaparición, asesinato de defensoras ambientales. Invisibilización de la problemática ambiental. Responsabilización individual de los problemas estructurales. Desigualdad. Despojo de los bienes naturales. Políticas extractivas. Ríos contaminados. Inundaciones. Relleno de humedales. Uso indiscriminado de agroquímicos. La alimentación ya no es sana. Escasez de recursos. Desequilibrio ecológico. Destrucción de la fauna y flora. Contaminación sonora. Cambios bruscos en el clima. Crecimiento urbano desordenado. Daño ecológico a zonas naturales protegidas. Minería, saqueo de cerros. Invasiones de zonas boscosas. Monocultivos de palma aceitera. Falsas promesas de desarrollo y de regularización de servicios. Fragmentación de la resistencia. Las comunidades se sienten inseguras ante la presencia de la militarización y las armas. Los militares llegan con el discurso de “brindar protección”, pero son los que más violentan. Intimidación en la comunidad. La militarización va junto con la paramilitarización, donde están armando a las personas de la sociedad. Establecimiento de plazas para el narcotráfico. Surgimiento de grupos de terror, jóvenes motonetos. Tráfico de drogas, personas, prostitución forzada. Inseguridad general. Miedo por parte de las mujeres. Dinámicas sociales complicadas, complejas. Las Políticas Nacionales imponen formas de “hacer” uniformizan, pero no aportan a la justicia ambiental o la justicia climática. El estado no cumple y la sociedad civil está saliendo a hacer frente a todas éstas injusticias.

Imaginar realidades y justicias que queremos construir

Vimos que la Justicia es construcción y responsabilidad colectiva. Es cierto que el Estado se ha consolidado como el responsable de la impartición de justicia. Pero esta forma de “impartición de justicia” está corrompida. Hoy por hoy, el Estado es uno de los principales perpetradores de injusticia y uno de los principales violadores de los derechos humanos – por lo que las feministas enfrentamos un gran desafío: mantener nuestra crítica, nuestro poder contestatario al Estado; seguir incomodando y denunciando y visibilizando su corrupción e ineficiencia. Y nombrar, proponer los cambios concretos que deseamos construir.

No habrá justicia mientras siga habiendo explotación, despojo y destrucción de la naturaleza y explotación, despojo y violencia hacia las mujeres. La justicia se relaciona con la protección de la Red de la Vida y de los bienes naturales que dan sustento a toda la humanidad. Proteger la tierra, la vida, es un acto político transformador.

Resistencias organizadas por parte de grupos de mujeres y defensoras – juntas construyendo las justicias.

Creación de redes de mujeres defensoras del Territorio. Nos organizamos como mujeres para enfrentar y resistir las malas políticas del gobierno, los problemas sociales y ambientales. Producción nativa contra hegemonías. Red de mercados agroecológicos. Restauración de tierras, manglares y ecosistemas costeros. Estrategias de seguridad y cuidado colectivo. Barrios y colonias organizadas. Grupos de defensoras del agua y de los humedales. Difusión de conocimientos, alternativas y soluciones desde lo local. Tejer redes de seguridad para el activismo. Generación de consciencia sobre la basura. Educación, concientización, organización, politización, activismo. Pensar en colectivo: dejar atrás la mentalidad del “sálvese quien pueda”, es importante pensar más en la comunidad. Visibilización de la defensa de la tierra y el territorio que hacen las mujeres. Casa comunitaria de resistencia. Recuperación de las asambleas comunitarias con la participación de las mujeres y toma de decisiones colectivas. Generación de sentido de pertenencia e identidad en las nuevas generaciones. Activismo, las mujeres está marchando para la denuncia, protesta y visibilización. Denuncias ciudadanas. Grupos urbanos organizados para defender las ciudades. La resistencia de las mujeres sostiene la vida. Las redes que realizamos entre mujeres son una resistencia.

Cartografías del territorio cuerpo-tierra

Por medio del trabajo colectivo del mapeo del territorio, las participantes identificaron como perpetradores de las injusticias el gobierno en sus tres niveles, en especial el crimen organizado y las empresas como los principales perpetradores de violencia. Como principales formas de despojo fueron identificados diferentes proyectos extractivos, como los monocultivos, la minería, los proyectos eólicos, el turismo a grande escala, el saqueo de agua y los megaproyectos de infraestructura vial.

A pesar de que varios territorios mapeados son lejanos entre sí, se identificó que comparten tanto las injusticias y violencias, como también las resistencias. Éstas se dan a través de la organización de las mujeres, la recuperación de la memoria colectiva y las estratégias concretas para la defensa y cuidado del territorio. Reconocimos que “somos mujeres que no necesitamos de títulos, ni ser académicas; sabemos mucho, somos las que estamos viviendo las problemáticas, y somos las que resistimos y somos creativas”.

En los mapeos de nuestros cuerpos, reconocimos que es a través de él que identificamos los miedos, las violencias y las injusticias, y el cómo se van repercutiendo en el cuerpo y en toda la vida. Nuestro propio cuerpo es el que nos abraza, que nos contiene. Todo el territorio se expresa en nuestro cuerpo: si está sano y cuidado, o si está reseco y destruido – eso lo vivimos en nuestros cuerpos. Es en este nuestro cuerpo donde reconocemos todo lo que nos duele, pero también lo que nos conecta y nos da la vida, como las amistades, las luchas entre mujeres, el sabernos y sentirnos acompañadas. 

La Escuela Ecofeminista fue un espacio de encuentro, de reflexión, de cuidado y contención que nos permite conocernos entre más defensoras, fortalecer nuestras redes, acompañarnos, sanarnos colectivamente y fortalecernos para seguir en la lucha. 

Campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Es necesario revertir el hechizo.
Ese, que borra a las mujeres
de los libros de historia,
de las esferas de poder,
de las antologías…
Gisela López

La organización y resistencia de las mujeres para defender sus cuerpos, territorios y modos de vida ha estado presente desde la colonización y se ha vuelto un continuo desde entonces, principalmente ahora que los sistemas de extracción y despojo se han intensificado cada vez más en las regiones del Sur. Las mujeres han estado constantemente creando nuevas formas de defender la vida, pero estas historias han sido poco contadas, reconocidas y valoradas.

¿Dónde estamos las mujeres?

Si pensamos desde la historia oficial ¿dónde estaban las mujeres indígenas, originarias, en los tiempos de la conquista?, ¿dónde estuvieron las mujeres durante el largo periodo de colonización?, y ¿en la independencia? Y ¿en la revolución?, ¿qué nos cuenta la historia oficial de las mujeres en estos periodos?, Y ¿qué nos oculta?, en todos los momentos de defensa del territorio las mujeres han encabezado diversas luchas y resistencias, pero de esto se habla poco o casi nada.

Actualmente en Chiapas, como en el resto del país, la colonización sigue reproduciéndose a través de los sistemas de despojo territorial y cultural. Todo esto reforzado por el estado, las empresas transnacionales y el crimen organizado, que perpetúan las violencias físicas, simbólicas y comunitarias, incrementan el despojo de bienes naturales básicos como el agua y los alimentos, y afectando directamente en el territorio y los cuerpos de las mujeres.

Aquí estamos. Siempre hemos estado

En situaciones tan adversas como la contaminación y escasez de agua, la carencia de tierras para el cultivo, la militarización del territorio, los embates de empresas transnacionales y la disminución de espacios seguros para vivir, las mujeres siguen organizándose de diferentes formas para defender sus territorios, sus cuerpos, tus tierras y sus culturas. Con digna rabia salen a las calles a denunciar las violencias e injusticias, pero también desde la esperanza de que otros mundos son posibles, se organizan para recuperar esa sabiduría que siempre han tenido como mujeres, y desde ahí, sanar el corazón, el espíritu, el cuerpo y la tierra. Todo esto de manera colectiva, porque tenemos claro que juntas somos más fuertes.

Sumamos nuestras voces a la de todas las mujeres que recuperan las genealogías feministas, que crean espacios de esperanza… Celebramos que sus voces, sueños y luchas se dispersan y siembran esas “otras” historias: esas historias de lucha y de vida, y es necesario contarlas, esparcirlas con la seguridad de que llegarán a corazones y mentes abiertas en los que podrán germinar y florecer.

Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Para contar estas poderosas historias realizamos la campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres (del 6 al 13 de diciembre). La campaña contó con la realización, durante todo el año de 2023, de 4 encuentros-talleres con la participación de 15 defensoras de los derechos ambientales y los derechos culturales y varias reuniones y comunicaciones virtuales. Como resultado, cada uno de los ocho grupos de defensoras realizó su historia colectiva y aportó a la realización de corto-videos de sus trayectorias de luchas en cuatro regiones del estado de Chiapas: Los Altos, Selva, Norte y Costa.

Los grupos de defensoras con los que nos embarcamos en esta siembra de voces, agua y tierra son:

Mujeres de la Costa en Rebeldía – ellas, frente a las distintas violencias que atraviesan sus cuerpos generados por los monocultivos de palma aceitera que contaminan la tierra y el agua en la región Costa de Chiapas, han levantado la voz, se han organizado para denunciar, soñar y compartir otras formas de relacionarse con la naturaleza.

Tsilbá Bij – mujeres cho´l y tzetal que cuidan y defienden el territorio en Palenque, Chiapas. Frente a la invasión de sus territorios por monocultivos, lo que implica la pérdida de su soberanía alimentaria y su autonomía como pueblos originarios, ellas se organizan para compartir y difundir la importancia del cuidado de sus cuerpos, su cultura y sus territorios.

Antsetik Ts´unun – preocupadas por las diferentes violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres, ellas se organizan para compartir el análisis de la realidad, la sanación espiritual, emocional y física en diferentes regiones de Chiapas.

Muk ta Luch – mujeres originarias de los Altos de Chiapas, hablantes de tzeltal y tzotzil, herederas de la sabiduría de los bordados y tejidos, y sabedoras del cuidado y cultivo de la tierra, ellas buscan a partir de estos conocimientos la valoración y la defensa de sus culturas.

Flor de Mujeres Artesanas – mujeres tzotziles que a través de los bordados y la medicina natural buscan conservar los conocimientos ancestrales de su cultura y que su comunidad pueda recuperar la salud de manera integral.

Red de Defensoras del Agua y el Territorio – grupo de mujeres que frente al deterioro ambiental de San Cristóbal de Las Casas, han decidido organizarse, compartir la lucha por un ambiente justo, bello y sano, y fomentar espacios de seguridad y sororidad por y para mujeres.

Defensoras de Nasakobajk – mujeres zoques de la región Norte de Chiapas, frente a los megaproyectos de minería y monocultivo que pretenden instalarse en su territorio, se organizan, realizan actividades para la reivindicación de la sabiduría ancestral femenina y desde ahí defender el territorio zoque.

Y nosotras…

Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, somos una asociación de mujeres que, desde nuestra perspectiva ecofeminista, estamos comprometidas con la defensa de los territorios y cuerpos de las mujeres, buscamos acompañar movimientos y grupos de mujeres para lograr la justicia ambiental, climática y social.

Estamos profundamente agradecidas con las compañeras por permitirnos conocer y esparcir estas “otras” historias. Invitamos a que se acerquen a  conocer más acerca de las mujeres que día a día realizan una importante y esperanzadora defensa del territorio-cuerpo, la tierra y la cultura en Chiapas.

Mira el video de la campaña aquí: Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Por la vida en el centro de las decisiones climáticas

A las personas tomadoras de decisiones en la COP 28

¡Despertemos¡ ¡Despertemos Humanidad¡ Ya no hay tiempo.

Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal.

Berta Cacéres

Durante los días 22, 23 y 24 de noviembre, mujeres y disidencias mexicanas de diferentes culturas nos hemos reunido en San Cristóbal de Las Casas-Chiapas, México, para debatir sobre la justicia climática y ambiental, de cara a la 28ª Conferencia de las Partes (COP 28) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) -a realizarse en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre del 2023.

En estos tres días de reflexiones políticamente situadas desde los feminismos del Sur Global, expresamos nuestra preocupación por la emergencia climática que afecta todas las formas de vida en el planeta. A pesar de los avances legales obtenidos en estos 28 años de debate, evidenciamos que lo más importante es constantemente ignorado: que sólo podemos revertir la crisis climática y las que de ella se derivan, si las decisiones se enfocan en trabajar por un mundo en el cual la economía extractiva deje de existir.

Mientras no se asuma la verdadera solución por desalentar las prácticas extractivas, no lograremos mantener el calentamiento global a 1,5ºC. De hecho, conforme el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ya estamos en una situación irreversible de 1,4ºC – y de seguir así, todas las formas de vida en el planeta no subsistirán, pues las afectaciones climáticas serán cada vez más intensas y constantes.

Tal como evidencia el último informe del IPCC, las afectaciones, emergencias y crisis climáticas impactan de manera desproporcional a los diferentes países y poblaciones: las comunidades vulnerables que históricamente han contribuido menos al cambio climático, son las más afectadas. Y en estas comunidades, las personas de color e históricamente racializadas, entre ellas las mujeres, son las que cargan el mayor peso de estas injusticias. Al ignorar esta realidad, los rumbos que toman las decisiones en las COP reflejan el permanente racismo y sexismo climático y ambiental.

Unimos nuestras voces a las de muchas mujeres de países del Sur que denuncian los proyectos extractivos y aquellos que le dan soporte. Las diferentes formas de minería, los monocultivos, la extracción de petróleo y gas natural, el turismo a gran escala y la gentrificación de pueblos y comunidades originarias que poco a poco van perdiendo la interconexión con la naturaleza; los corredores biológicos, las megacarreteras, represas y otros proyectos como ganadería intensiva y megagranjas alteran el equilibrio ecológico, contaminan el agua, la tierra y el aire y afectan todos los derechos de las mujeres, generando desplazamientos, migración forzada, enfermedades, desnutrición y muertes impunes. Todas estas problemáticas marcan nuestras vidas y nuestros cuerpos. Transitar hacia una economía no extractiva implica también una transición energética justa y popular, fundamentada en los derechos humanos y en los derechos de la naturaleza a existir.

Al gobierno mexicano, exigimos que asuma su responsabilidad internacional y frente a la ciudadanía por una transición energética justa y popular, que desaliente las refinerías para la extracción petrolera. Que se comprometa con la creación -urgente- de fondos públicos para la recuperación de emergencias y desastres socionaturales que cada vez cobran más vidas. Denunciamos enérgicamente las prácticas violatorias de derechos humanos y ambientales que debilitan las organizaciones sociales que trabajan por la justicia climática y ambiental, y que criminalizan a las defensoras.

Exigimos que las personas tomadoras de decisiones en la COP 28 asuman el compromiso con la vida, abogando por regulaciones efectivas en materia de empresas y derechos humanos; que el derecho a la naturaleza sea asumido y respetado; que se apueste por el fortalecimiento y apoyo económico y social a organizaciones de mujeres de base que sí están trabajando, desde lo local, para construir la justicia climática. Sus acciones incluyen brigadas de reforestación, gestión comunitaria del agua, activismo ambiental y defensa de la tierra y los territorios. Como defensoras, son hostigadas, amenazadas, perseguidas y asesinadas – pues su trabajo amenaza el sistema.

Compartimos la sabiduría ancestral humana de que la vida y sus ciclos son profundamente vulnerables, que somos interdependientes y ecodependientes. ¡Despertemos!

Mujeres reunidas en la 7ª Generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra”: Hacia la construcción de las justicias Ambiental, Climática y Ecológica:

Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, A.C.

Albergue Temporal Casa Arcoíris A.C

Alianza Cívica Pinotepa Nacional

Colectiva Nichim Antsetik Ts’isumetik

Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, A.C. (MEXFAM)

Ixchel – Acompañamiento en Salud

LV Acompañamiento y Arte por los Derechos de las Mujeres AC (Las Vanders)

Red de Defensoras del Agua y Territorio

Red de Mujeres de la Costa en Rebeldía

Red de Mujeres Pepen

Sobrevivientes de Feminicidio

Sororidad Motul

Valeria Martínez

Adriana Paez

Anahí Alejandrina Páez Rojas

Virginia Bolaños de Paz

Ada Patricia Cruz Pascasio

Descarga y comparte el pronunciamiento

La Red de Defensoras del Agua y el Territorio

#Red de Defensoras del Agua y el Territorio

Ante un sistema que nos quiere separadas y calladas, nos organizamos para fortalecer nuestros procesos políticos dentro y fuera de nuestros colectivos. Nos juntamos para crear espacios de comprensión, escucha y aprendizaje entre pares. Y para desde ahí, hacer frente a la falta de reconocimiento y violencia machista que vivimos las defensoras ambientales.

Celebramos estos procesos y espacios porque son pequeñas victorias que nos fortalecen, victorias que se replican y disparan como semillas de esperanza.

La Red de Defensoras del Agua y el Territorio

La Red surgió oficialmente en el año de 2022, cuando varias mujeres nos percatamos de que, en diferentes grados, vivíamos diferentes formas de violencia al interior de los movimientos mixtos. Sabedoras de que estos espacios no suelen cambiar, resolvimos organizarnos como un grupo de mujeres defensoras.

Nuestra Red también es un espacio para sanar, para compartir y celebrar la alegría de compartir caminos y luchas. Entre las acciones que realizamos, una que consideramos muy significativa fue la Escuela “Mujeres Defensoras del Agua y el Territorio”.

Un espacio para fortalecernos

La Escuela “Mujeres Defensoras del Agua y el Territorio” fue realizada por la Red, en un proceso que duró poco menos de un año. Incluyó recorridos por la cuenca del Valle de Jovel, Chiapas, así como módulos sobe ecofeminismo, incidencia política y collage ecofeminista.

La diversidad de mujeres que participaron fue muy importante y enriquecedora. Participaron mujeres adultas, jóvenes, indígenas y de colonias marginadas de San Cristóbal.

La Escuela concluyó en el paso mes de junio.

En el último módulo, compartimos los aprendizajes por medio de un collage. También debatimos a partir de la serie documental Territorios, Resistencias y Alternativas facilitado por La Sandía Digital.

Nos emociona compartir estos espacios, conocer y crecer con mujeres de diferentes edades y contextos, aprender y luchar juntas.

Taller: Cuestionar y transformar desde el arte feminista

El arte de cortar y volver a unir, de construir a partir de trozos y retazos, ha sido una práctica común para las mujeres en distintos momentos de la historia. Como forma de sobrevivir al hambre, las mujeres han seleccionado, cortado, picado, mezclado los alimentos para transformarlos en comida. Para subsistir al frío, han seleccionado, cortado y cosido telas para transformarlas en ropa. Reivindicamos el acto de mirar, seleccionar, cortar, picar, pegar, volver a unir como un acto máximo de creación: el acto de ser co-creadoras con la naturaleza y sus dinámicas. Son prácticas que permiten que la vida subsista, creaciones colectivas sin copyright, sin derechos de autoras, y que pertenecen a todas.

Transformar la realidad desde el arte y la creatividad

Desde Agua y Vida, hace ya buen rato que estamos meditando sobre la importancia de re-crear nuestro trabajo, nuestro activismo. Hemos estado indagando sobre la importancia de nuevas formas de ver y transformar la realidad, desde perspectivas que unan la política con la poesía, la razón con las emociones, con la mística, con la alegría.

  • ¿Cómo renombrar y resignificar la complejidad del mundo que nos toca vivir?
  • ¿Cómo traer belleza, inspiración, asombro a nuestro activismo?

Fue así que nos decidimos por el taller de collage.

Vimos que el collage es una técnica artística que nos permite unir el conocimiento racional, emocional e instintivo. Vimos que también nos proporciona momentos de introspección y de creatividad, en una realidad vertiginosa y deshumanizadora que nos quiere siempre aceleradas, siempre productivas.

La introspección y la creatividad pueden constituirse como un acto político, pues nos permiten observar de manera crítica la realidad, analizarla desde diferentes enfoques; nos da el necesario tiempo y silencio para construir argumentos que nos permiten comprenderla para transformarla.

¿Te animas a cortar y pegar?

Hemos debatido, en el taller, que el Collage Ecofeminista tiene el potencial de incomodar. De abrir más los ojos de quién lo mira. Nos permite trastocar los límites que nos han impuesto. Cruzar las fronteras reales o imaginarias.

El collage feminista, o en nuestro caso, ecofeminista, nos permite deconstruir las imágenes hegemónicas sobre la vida, el mundo, las mujeres, la naturaleza – y desde nuestra propia experiencia, otorgarle nuevas formas y sentido. Mirar, apropiarnos, reciclar, deconstruir y reconstruir, también son pasos de la metodología de educación popular feminista: mirar la realidad, analizarla y regresar a ella para transformarla. Es una forma artística de crear nuevas realidades que, sobretodo, cuestionen y denuncien las realidades patriarcales.

Hemos visto que:

  • El collage nos permite recuperar la memoria, reconstruirla y resignificarla.
  • Nos permite contar las historias de lo que fue y de lo que nos gustaría que fuera.
  • Nos permite darle imagen, voz, textura a nuestras causas, luchas y sueños.
  • El collage es para incomodar, para llamar la atención, para interpelar a quienes los miran y hacerlos pensar de manera crítica.

El taller nos abrió un espacio para deconstruir y construir juntas de manera colectiva.

Taller: Comunicación estratégica feminista – el poder de recuperar nuestras historias

Desde siempre, las mujeres hemos luchado por nuestros derechos, por la dignidad de la vida y por la justicia en todas sus formas. Nuestras ancestras han resistido diferentes luchas por preservar la vida, una vida significativa y digna para nosotras, nuestras familias y la naturaleza. Pero el sistema patriarcal capitalista, racista y colonial ha intentado borrar sus historias y nuestras historias. Ha ocultado nuestros relatos de vida, las esperanzas, dolores, alegrías y victorias que construimos cada día.

Una historia en común

En muchos territorios, las mujeres sostenemos las luchas por la defensa de la tierra, del agua, las semillas y otros derechos fundamentales. Hacemos frente a todas las prácticas, costumbres y pensamientos que buscan invisibilizar nuestro papel en la toma de decisiones.

Las defensoras enfrentamos varias dificultades para la participación y el reconocimiento de nuestro trabajo e identidad. Debido al machismo y sexismo presente en la sociedad y cultura, nuestra identidad individual y colectiva como defensoras de derechos humanos todavía no es lo suficientemente reconocida, ni valorada y ni promovida, pues el trabajo que realizamos es visto como una amenaza al patriarcado y un desafío a las normas tradicionales de género presentes en los movimientos sociales, en las familias y comunidades.

Justamente por levantar la voz, por nuestra valentía e indignación, por no quedarnos calladas y denunciar las violencias e injusticias, el trabajo que realizamos nos convierte en blanco de ataques de todo tipo, a modo de desalentar nuestra organización política feminista.

Estas somos, y aquí estamos

Para contrarrestar esta realidad, hemos impulsado tres encuentros entre defensoras que desde años nos acompañamos mutuamente. Darnos el tiempo para encontrarnos, convivir, reflexionar, debatir, soñar y planear juntas los caminos que queremos transitar para nuestro fortalecimiento y reconocimiento, ha sido, en lo mínimo, poderoso. De hecho, no hay mayor poder que construir y cons-pirar juntas los mundos que queremos.

Juntas, hemos recuperado y reconstruido nuestra memoria presente e histórica, y desde ahí, trazamos las pautas para construir lo que nosotras mismas entendemos que es la comunicación feminista: una comunicación que nos empodera, que nos acerca, que transforma este mundo caduco, violento y opresor; una comunicación que se suma a los esfuerzos para transformar las violencias y desigualdades sociales, económicas, ambientales y climáticas que enfrentamos.

Gracias a todas las compañeras que hicieron posible estas rebeldías.

Festividades del K´in Kruz-Día de la Santa Cruz

Los rituales que diversas culturas realizan en todo el país en los primeros días de mayo reflejan la continuidad de las sabidurías ancestrales mesoamericanas en honor, invocación y agradecimiento al agua y los espíritus que habitan en ella, la festividad tiene una importancia muy amplia en temas agrícolas, de fertilidad y buen logro de la milpa, pero también son un espacio de fortalecimiento en la lucha por la defensar del territorio, el agua y la cultura.

En los Altos de Chiapas, son muchos los rituales que se realizan en los alrededores de San Cristóbal de Las Casas, en ríos, manantiales, pozos y taques de almacenamiento. Si bien dichos rituales muestran ciertos sincretismos y han tomado elementos de las diferentes religiones cristianas y las religiones indígenas que existen en el territorio. También existen rituales que conservan elementos de la espiritualidad ancestral.

Las mujeres están presentes tanto en la dirección del ritual, como en la elaboración de los alimentos que se ofrendan. Para la celebración, las mujeres se visten de gala, algunas con sus ropas tradicionales y sus peinados elaborados con listones de varios colores. La ceremonia se realiza al pie de las tradicionales cruces verdes foliadas, que resguardan el lugar y son espacios culturales en los cuales se considera que habita el Anjel o dueño del agua.

En este lugar, la rezadora y el rezador ofrecen oraciones en lengua indígena, acompañadas de veladoras, flores, juncia, incienso en un saumerio, pox y refresco.

Las Guardianas de la Cultura

A través de estas ofrendas y oraciones, se establece una comunicación con el dueño del agua, en dónde se le pide que mande el agua, que haya buen tiempo, se le agradece y se reafirma la reciprocidad hacia los espíritus del agua y el agua misma, es decir, se ratifican derechos y obligaciones. Enseguida la rezadora esparce incienso alrededor del pozo o manantial y, posteriormente, le ofrecen sal mineral. Todo el ritual es acompañado de música de cuerda (guitarra, violín, etc.). Una vez terminadas las oraciones todas las personas bailan, comparten pox, se saludan y agradecen fraternalmente, y comparten reflexiones en torno a la festividad.

En palabras de una partera tradicional el tres de mayo es:

Día de fiesta de nuestra agua, de nuestra sabiduría. Esta es nuestra sangre, nuestra vida, sino hay agua no podemos vivir, sea indígena o no indígena vivimos con la santa agua, la sabiduría que nos ha dejado el padre eterno, el padre celestial, nos guía cada día, cada hora.

Es un momento de conexión y representación colectiva con los seres queridos más allá de las fronteras materiales:

Todos los que se han muerto, se han ido; pero si nosotros estamos de pie, están vivos, sea mujer, sea hombre, parteras, todos quienes empezamos la organización (organización de parteras tradicionales) están aquí, nunca mueren.

También es un momento para motivar a no dejar que la modernidad erosione las practicas y conocimientos ancestrales:

Ya no hay (músicos) ¿porque no hay? Ya se están perdiendo. Meten miedo, meten sentimiento y ahí es donde se desaparecen… no lo quieren decir, pero ahí están guardadito en su cuadernito. El cuaderno donde está ¿saben? en el corazón; el lapicero ¿dónde está? en nuestro oído. Eso es todo, aunque no sepan leer, escribir o hablar en español, pero está aquí (corazón), acá (cabeza).

Reunión de Vinculación Fondo Semillas: las justicias que queremos, por realidades más justas, libres y amorosas

Actualmente, Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente somos copartes de Fondo Semillas, un fondo feminista mexicano que desde hace 32 años apoya a organizaciones de mujeres y feministas en México. En el pasado mes de abril, participamos, junto a 168 copartes, de la reunión de vinculación, en la cual pudimos conocernos, compartir luchas y sueños por mundos más sanos y justos.

La reunión de vinculación se realizó en los días 20, 21 y 22 de abril, en Ciudad de México, y contó con la participación de 168 copartes de todo el país: 28 del bajío, 37 del centro, 33 del norte, 35 del sureste y 36 del suroeste, representando una diversidad de luchas: intersexuales, madres buscadoras, defensoras indígenas, sobrevivientes de feminicidio, defensoras del territorio, lesbianas, artesanas, etc.

Durante la reunión, trabajamos por regiones y en cada una compartimos el contexto en el que estamos viviendo, así como posibles alternativas. Intercambiamos ideas para vincularnos y, al mismo tiempo, apoyarnos.

La importancia del dinero para sostener nuestro trabajo

Uno de los retos que todas identificamos, tiene que ver con el dinero para realizar nuestro trabajo frente a las violencias sistémicas. Evidenciamos que muchos de los fondos todavía están marcados por directrices y formatos que no responden al contexto y formas de trabajar de las organizaciones de mujeres, personas trans, intersex y no binarias.

Reconocimos que el dinero en los movimientos es importante, es usado para seguir sosteniéndonos, necesitamos exigir que las donantes nos paguen mejores salarios, hemos realizado nuestro trabajo con o sin recurso, pero cuando lo hay se agradece y podemos llegar a más casos de vulnerabilidad.

Juntas, conversamos no solamente sobre cómo buscar más apoyo de parte de las financiadoras, sino en cómo visibilizar que el trabajo que hacemos es imprescindible para lograr la justicia. Es un trabajo extremadamente demandante, en muchos casos arriesgado y peligroso.

Una revolución con tiempos para amar y cuidar

Entre mujeres activistas y defensoras de los derechos, conversamos sobre la culpa que sentimos cuando el trabajo nos sobrepasa y no logramos hacer todo lo que queremos. Más que iniciativas individualistas, el autocuidado es colectivo y es una apuesta política y transformadora del sistema que nos obliga a ser constantemente “productivas” – producción a costa de una misma, de la salud y de las relaciones.

Vimos la complejidad del autocuidado, la importancia de denunciar la perspectiva patriarcal del sacrificio presente en muchas organizaciones, y la importancia de reconocer y respetar los procesos, la escucha activa, no saturarnos o saturar al equipo y tener nuestros espacios de ocio y descanso, porque lo merecemos por todo el trabajo que realizamos.

La espiritualidad que sostiene nuestro activismo

Pensamos que, en los activismos feministas, la espiritualidad es lo que los anima. Los rituales nos permiten entrar en un momento sagrado en el cual reconocemos nuestras ancestras y su fuerza que late en nosotras, podemos sentir los elementos que nos componen –agua, fuego, tierra y aire– y que también están enfermos. Los rituales feministas nos permiten sanarnos colectivamente y sentirnos parte de este todo y esa gran genealogía de mujeres. En el espacio del ritual, de la sanación, vimos que ocurre el encuentro entre cuerpo y alma, vida y muerte, ofrenda y agradecimiento.

Agradecemos a Fondo Semillas por esta entrañable experiencia, en la cual pudimos compartir, inspirarnos, fortalecer las esperanzas, desde la alegría de encontrarnos, sonreír, bailar, aprender y tejer realidades más justas, libres y amorosas.

#LasMujeresSomosAgua

Queremos agua para que la vida exista y florezca. En todo el mundo, cada vez son más mujeres que impulsan acciones concretas para el cuidado y gestión comunitaria del agua.

Actualmente el financiamiento para el agua y el clima apoya las actividades habituales, es decir prácticas de desarrollo local, en muchas ocasiones marcadas por perspectivas patriarcales y coloniales. De hecho, sólo el 0,01% del financiamiento mundial apoya proyectos que abordan el clima desde una perspectiva de género. Es por ello que en el marco del día mundial del agua este 2023, fue realizada la campaña #LasMujeresSomosAgua, impulsada por GAGGA.

Aquí algunos de los materiales compartidos

La Campaña buscaba visibilizar el papel crucial que desempeñan las mujeres en la protección y el uso sostenible de los ecosistemas ligados al agua y exigir que gobiernos, bancos y fondos internacionales de desarrollo inviertan en el liderazgo de mujeres en las soluciones climáticas y acceso al agua.

La campaña, fue lanzada estratégicamente durante la semana de la Segunda Conferencia de la ONU sobre el Agua, realizada del 22 al 24 de marzo en Nueva York. Contó con una serie de materiales audiovisuales, que narraban las acciones para el agua con justicia climática y ambiental que las mujeres de diferentes partes del mundo están realizado. Estas acciones representan la contracara de las falsas soluciones climáticas que destruyen sus territorios.

Para nosotras, ha sido una gran fortaleza e inyección de ánimos participar de esta campaña colaborativa y entre pares, pues sabemos que la justicia hídrica, climática y ambiental sólo será posible de construir de manera conjunta, entre mujeres de todas las edades que, desde lo local, estamos trabajando para que el acceso al agua sea una realidad.

Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023

Desde nuestra participación en la Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA), hemos logrado ampliar nuestra presencia y análisis críticos en espacios relacionados con el clima y el ambiente. En 2021 participamos de manera virtual de la COP 26, con nuestro mensaje a los tomadores de decisiones y hemos contribuido con la elaboración del informe De las feministas del Sur global a los tomadores de decisiones de la COP26: cambio radical para la justicia climática y participado de varios diálogos y redes con valientes y poderosas mujeres del Sur. Con ellas aprendemos mutuamente y, recientemente, nos sumamos a la campaña internacional #LasMujeresSomosAgua. Desde esta vinculación cercana y horizontal, de mujeres y para mujeres, empezamos desde noviembre de 2022 a organizar nuestra participación, junto a otras 5 delegadas, en la Conferencia de la ONU sobre el Agua.
 
Estamos muy agradecidas a la GAGGA y a todas las valientes y poderosas compañeras que hemos tenido la dicha de conocer y con las cuales hemos convivido, reflexionado y jugado juntas.
¡Gracias, compañeras! ¡Sigamos haciendo el camino juntas!

Contexto de la Conferencia

En 1977 fue la primera vez que la ONU se reunió para hablar del agua, en la ciudad de Mar del Plata (Argentina), y elaboró un Plan de Acción, como primer instrumento para la gestión del agua. Los preparativos para esta primera conferencia, empezaron en 1952. En los años de 1971 y 1972, se realizaron varios eventos para lograr esta primera conferencia. El enfoque fue básicamente económico y tecnológico, aunque se destacó la relación entre agua y ambiente, agua y desarrollo humano, agua y producción de alimentos y agua para consumo humano. En esta primera conferencia participaron principalmente gobiernos de los Estados Miembros de la ONU, expertos y empresas.

La Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023

46 años después, fue realizada, en la ciudad de Nueva York, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua. Al contrario de la anterior, en esta, la participación de jefes de estado y gobierno fue mínima. De los cerca de 7.000 participantes, estaban presentes organizaciones no gubernamentales, pueblos indígenas de América Latina, Estados Unidos, Canadá, África, Asia y Oceanía, mujeres de diferentes corrientes feministas y académicas.

La conferencia se realizó del 22 al 24 de marzo de 2023, y tuvo como objetivo el de compartir y construir soluciones y buenas prácticas para proteger, gestionar de forma sostenible y garantizar el acceso universal al agua. Fue copatrocinada por los Gobiernos de Tayikistán y los Países Bajos. Contó con una ceremonia de apertura y clausura, seis sesiones plenarias y cinco diálogos interactivos. Además, se celebraron eventos especiales de alto nivel y más de 50 eventos paralelos impulsados por organizaciones no gubernamentales, colectivos, instancias de la ONU y algunos Estados Miembros.

Los grupos de personas e indígenas tuvieron una participación destacada, principalmente desde Asia. Aunque estaban presentes, las mujeres de pueblos indígenas de África y América Latina fue menor. Fueron realizados varios eventos con protagonismo de pueblos y mujeres indígenas, de mujeres del Sur, algunos muy críticos al sistema económico actual y a las políticas extractivas.

Uno de los elementos clave, presente en varios eventos, ha sido el dinero para resolver las problemáticas relacionadas al agua. Para eso, en “la sesión de clausura de la Conferencia, el presidente de la Asamblea General, Csaba Kőrösi, destacó que la cantidad de 300.000 millones de dólares prometidos para impulsar la nueva Agenda del Agua tienen el potencial de desbloquear al menos un billón de dólares de beneficios socioeconómicos y ecosistémicos” (UN Water, 2023).

Los compromisos que serán plasmados en la nueva Agenda de Acción por el Agua tendrán carácter orientativo. Es decir, serán compromisos a ser asumidos por los Estados y las empresas de manera voluntaria, pues no existen mecanismos para asegurar su cumplimiento.

Los resultados y avances logrados en la Conferencia serán revisados durante las reuniones en julio de 2023.


Como percibimos la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023

Como Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, reconocemos la importancia de la ONU y sus instancias como un organismo orientado hacia la construcción de la justicia y la equidad. Para nosotras fue importante conocer “de cerca” y “ser parte” de esta histórica iniciativa orientada hacia la dignidad de la vida por medio del cuidado del agua.

En este sentido, nos parece que la Conferencia fue un evento catalizador, en el siglo XXI, de las prácticas, ideas, propuestas, soluciones que ya se están realizando desde lo local y desde las mujeres, en especial las mujeres indígenas de diferentes continentes y las mujeres defensoras del agua, del ambiente, de la tierra y el territorio. Sus saberes y prácticas fueron visibilizados durante la Conferencia, y eso es muy importante, genera compromiso, consciencia e inspiración.

Esperamos que las experiencias, pensamientos, posturas políticas críticas de las mujeres indígenas y las mujeres defensoras del agua sean plasmadas en la nueva Agenda de Acción por el Agua, aunque sabemos que los casi 700 acuerdos serán de carácter orientativo, voluntario.

De nuestra parte, seguimos convencidas de que las luchas por la vida digna, en este caso, por el agua como elemento fundamental para la existencia de todas las formas de vida en el planeta, seguirán siendo impulsadas desde abajo, por los movimientos sociales ambientales, ecologistas, ecofeministas, feministas populares; por organizaciones, colectivos y grupos de mujeres que día con día viven en su propia piel las injusticias del agua, las crisis y exclusiones debido a la carencia de agua. Las que viven cotidianamente las injusticias climáticas y ambientales.

El acceso al agua y a la toma de decisiones sobre el agua está mediado por relaciones desiguales de poder. Las problemáticas relacionadas al agua – tanto su distribución desigual, como las derivadas de las crisis climáticas y ambientales – se relacionan con el racismo, la colonialidad, el sexismo y el clasismo. Son las mujeres indígenas, las mujeres de color, empobrecidas, campesinas y migrantes, las que más sufren debido a la falta de agua o a las inundaciones y contaminación.

Durante la Conferencia de la ONU sobre el agua, hemos visto, en los eventos especiales y paralelos en los que participamos, que muchas mujeres proponían “más presencia de mujeres en espacios de poder” y en espacios de “toma de decisiones sobre el agua”, e incluso, la importancia de “invertir en el enfoque de género”.

Como Agua y Vida, sabemos que “más mujeres” en espacios institucionales de toma de decisiones no garantiza que las mujeres históricamente empobrecidas, tengan agua y no sean las principales afectadas por las crisis climática y ambiental. Las mujeres no somos un sector homogéneo, por lo que es necesario, además, una perspectiva interseccional, que reconozca las diferentes opresiones y privilegios que existen entre las mujeres, que reconozca de una vez por todas la colonialidad en la que vivimos y que se convierte, para muchas, el principal eje de poder. Más mujeres “en el poder” no garantiza la justicia del agua.

En este sentido, desde nuestra participación en GAGGA Alliance hemos co-organizado y aportado al evento paralelo sobre la importancia del financiamiento para las organizaciones de mujeres. El evento fue un éxito, en el cual, representantes gubernamentales, donantes filantrópicos, organizaciones de la sociedad civil, defensoras de los derechos humanos ambientales de Nepal, Kenia, Paraguay, Nigeria y México nos reunimos para debatir sobre financiamiento y apoyo para soluciones climáticas y de agua con justicia de género.


En suma, ¿qué proponemos desde Agua y Vida?

Proponemos, junto con GAGGA, que las organizaciones de mujeres, principalmente las organizaciones de base y locales, sean sujetos de financiamiento justo, oportuno, flexible, que les permitan realizar su importante trabajo por el cuidado del agua en condiciones de dignidad.

Crear redes amplias de organizaciones de mujeres, que nos permitan nuestro poder personal y colectivo feminista popular. Redes creativas, irreverentes, redes que hagan otras acciones, redes que constantemente se actualizan – porque este gran sistema sí se actualiza a una velocidad vertiginosa.

Desde las organizaciones financiadoras feministas, seguir presionando para que tengamos más dinero para trabajar por el agua y las mujeres. Las organizaciones de mujeres realizan trabajos que realmente están transformando el mundo. Su trabajo, desde lo local, desde América Latina, Africa y Asia, sí hacen una gran diferencia y permiten la reconstrucción de las relaciones, la recuperación del agua, de la tierra, la reapropiación del territorio y las tecnologías y conocimientos ancestrales.

Las organizaciones de mujeres necesitan dinero para realizar su trabajo. Necesitamos enseñar nuestra mirada para que más organizaciones y personas dedicadas a la filantropía reconozca la importancia de destinar dinero para que nosotras hagamos nuestro trabajo en condiciones dignas.

Reconocer todo el acervo histórico de luchas por la dignidad de la vida, por el agua, por la tierra, por la salud y por la alimentación que existe desde hace más de 500 años en nuestros continentes del “Sur Global”: América Latina, Africa, Asia y Oceanía. Las mujeres desde hace siglos se han organizado para resistir. Desde hace siglos han estado luchando por la vida digna. Nuestra lucha, como mujeres es ancestral. No necesitamos esperar el cumplimiento de Agendas Interinstitucionales. Hagamos nuestra propia agenda con nuestra gente.

Ampliar nuestras voces, desde la diversidad cultural y lingüística que nos representa. Mujeres activistas ambientales, ecologistas, ecofeministas y feministas populares, desde diferentes culturas, territorios e idiomas, estamos pensando lo mismo, queremos lo mismo, soñamos y proyectamos lo mismo. Estamos trabajando en lo mismo. Sigamos juntando nuestras voces, nuestras ideas, compartiendo las prácticas que funcionan y las que no funcionaron, compartiendo el canto, y también el llanto y las penas. Tenemos mucha experiencia. Tenemos mucha sabiduría. Tenemos poder.

Boicotear. No consumir, siempre que podamos, productos que sabemos que, “por detrás”, existen monocultivos, trabajo esclavo, extracción minera. Sí podemos mirar los envases de lo que consumimos: ¿de qué está hecho?

Construir, desde lo local y desde los movimientos sociales, perspectivas de vida, mundo y economía no extractivas. Sí es posible una era pos-extractiva, y esa era requiere de mucha creatividad, voluntad y, seguramente, una ética basada en la distribución justa de los bienes comunes.