Nuestro cuerpo es el primer territorio que habitamos

El cuerpo de las mujeres, principalmente las marginadas, ha sido un territorio de luchas, despojos, imposiciones, violaciones de límites y fronteras, así como de resistencias y poder.

Debido a las históricas desigualdades sexuales y de género, al machismo, la misoginia y a las violencias estructurales, los megaproyectos afectan especialmente a las mujeres en su salud física y emocional, en su economía y en las formas de participación. Es por eso que las luchas por la defensa de la tierra y el territorio son inseparables de la defensa de los cuerpos de las mujeres, comprendido como primer territorio a liberar de los embates del sistema patriarcal capitalista y colonial que los explota y violenta.

El ecofeminismo pone la Vida en el centro. Por eso, hablamos de defensa del territorio cuerpo-tierra, pues no es posible pensar en una vida digna para las comunidades mientras se siga violentando los cuerpos de las mujeres.

Es necesario, por lo tanto, realizar una defensa integral, que conjugue territorio, tierra, cuerpo y vida.

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