Comunicación Estratégica Feminista: un proceso para fortalecer las colectividades

La comunicación es imprescindible en todos los procesos organizativos, es la vía de continuidad y crecimiento, es un elemento clave para el sostenimiento tanto interno como externo de los grupos. Sin embargo, en esta era de la tecnología e inmediatez, en dónde los sucesos ocurren y hay que dar respuesta, muchas veces caemos en el error de creer que al replicar o difundir información ya estamos comunicando.

Conviene hacer un alto y cuestionarnos ¿realmente es así? Difundir información es vitalmente importante en ciertos momentos de urgencia, pero la comunicación va más allá, nos invita a abrirnos hacia nosotras y las otras, reflexionar y tomar conciencia, por ello es un espacio de poder en disputa.

El poder de la comunicación nos permite encontrarnos, reconocernos, comprendernos, organizarnos y construir acciones que nos permitan cambiar nuestra realidad. Nos da la oportunidad de posicionar nuestras demandas, luchas, exigencias, contar esas historias que muchas veces han sido opacadas, silenciadas, pero que siempre encuentran las formas de salir y narrarse a sí mismas.

¿Cómo podemos, desde las organizaciones y colectivos, recuperar ese poder?

Comunicación Estratégica Feminista

Desde la Comunicación Estratégica Feminista buscamos compartir nuestros dolores, rabias, pero también esperanzas, sueños y los trabajos que realizamos para lograr construir esos otros mundos. Sabemos que unidas somos más fuertes, y que también unidas podemos amplificar nuestras voces, replicar las alegrías, compartir la indignación y expandir las llamadas a la acción.

Retomando esta propuesta y uniéndola con la educación popular feminista, durante 2023 realizamos un poderoso proceso de formación entre pares con colectivos y redes de mujeres del estado de Chiapas. A partir de este proceso, entre todas hemos podido hacer un alto para recuperar nuestras historias, recuperar nuestras victorias y fracasos, la rabia por las violencias e injusticias, pero también nuestras esperanzas, alegrías, los encuentros y desencuentros. Estas historias nos muestran el camino que hemos recorrido, nos legitiman y nos motivan a seguir. En esta forma de comunicación que estamos construyendo, tanto al interior como el exterior de las colectivas, apostamos por narrarnos desde una mirada esperanzadora y poderosa, reconociendo y validando nuestro trabajo como defensoras en el día a día.

El proceso nos permitió volver a nosotras, recuperar nuestro caminar, fortalecernos y reconocernos como grupos organizados que estamos luchando, creando y trabajando por mundos más sanos y justos. Sin embargo, así como encontramos certezas, surgen y se mantienen algunas dudas.

¿Cómo enfocar el poder de la comunicación estratégica feminista para revertir la invisibilización que existe del trabajo de las mujeres en la defensa del territorio? 

¿Qué medios debe tomar la comunicación estratégica feminista para lograr el reconocimiento social, político y financiero a nuestra labor?

Las redes sociales como espacio hegemónico de comunicación visible ¿son accesibles para las mujeres defensoras?

Las redes sociales se han convertido en los espacios por excelencia para difundir información de manera rápida y sin costo. Sin embargo, sabemos que este medio de comunicación no está al alcance de todas. Sabemos que siguen existiendo brechas tecnológicas, de acceso, manejo y generacionales, así como de falta de tiempo, dificultades para crear estrategias y seguimiento, y sobrecarga laboral que dificultan su uso.

Aquí queremos compartir y reflexionar sobre las dificultades a las que se enfrentan las mujeres defensoras para tomar el poder de la comunicación, incluyendo los medios “más accesibles” que serían las redes sociales y utilizarlo en pro de la externalización y visibilización de nuestro trabajo.

Al realizar la campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres(https://www.youtube.com/watch?v=wy0hGQHjhdI) nos percatamos de las dificultades que tenemos para entretejernos de manera virtual. Algunas de las complicaciones fueron la falta de tiempo para el manejo de las redes de manera sostenida, la falta de habilidades y los múltiples roles que las mujeres realizan dentro de sus organizaciones.

¿Qué tan cierto es que, “si no estás en las redes, no existes”?

Sabemos que el hecho de que, si no difundimos nuestro trabajo y nuestros pensamientos en redes, no significa que las mujeres no estemos ahí. Eso porque ante los proyectos extractivos, de despojo y violencia que se agudizan constantemente, las mujeres seguimos en lucha. Vemos que surgen y se sostienen diferentes movimientos de mujeres en defensa de la tierra, el territorio y nuestros derechos y que, pese a sentirse constantemente invisibilizadas, silenciadas, ocultadas por la falta de reconocimiento social, político y financiero a su trabajo, siguen organizándose y apostando a colocar la vida en el centro.

Estas mujeres están en los frentes de lucha, directamente defendiendo sus territorios y haciendo frente a las amenazas. Pero su trabajo sigue sin ser lo suficientemente valorado, reconocido, respetado y sobre todo apoyado.

La vida no se gesta en las redes sociales, ni en la virtualidad

También a través de la campaña nos dimos cuenta que en una sociedad en dónde predomina la inmediatez, lo caótico, lo superfluo y la des-información, es muy difícil posicionar los temas dónde la belleza de la cotidianidad, de la organización y de la defensa real de la vida digna estén en el centro.

Hemos defendido, en este proceso de comunicación estratégica feminista, que la vida no se gesta en la inmediatez. La vida requiere de lentitud, de presencia, de cercanía, de compartir. La vida requiere de tiempo, de persistencia, de un antes, un ahora y un después. Las luchas que realizamos tienen historia, y no podemos perder esta perspectiva histórica, mucho menos la perspectiva política de nuestros procesos como defensoras.

Por eso, queremos invitarnos a hacer un alto en el camino. Sabemos que no podemos salirnos por completo del sistema, pero sí podemos decidir cuando queremos ir más lentas, cuando podemos tomar un tiempo, respirar y admirar la belleza, la fuerza y el poder de lo que está ocurriendo ahí frente a nosotras, no en una pantalla, sino que en el mundo real, en el mundo de la vida, de los encuentros, de los ojos que se miran y de las manos que tomamos y levantamos juntas.