Durante los meses de marzo a mayo de 2024, realizamos la segunda edición del curso en línea sobre Metodologías de la Educación Popular Feminista, con el objetivo de generar reflexiones, debates e intercambios sobre la educación popular feminista, sus metodologías, apuestas y principales retos, y así aportar a la construcción de aprendizajes colectivos para la acción transformadora desde y para las mujeres. Formaron parte de esta segunda edición 27 mujeres, provenientes de México, Uruguay, Bolivia, Perú y España, la mayoría provenientes de organizaciones sociales y de base.
Partimos del hecho de que la Educación Popular Feminista es una propuesta político-pedagógica que tiene como fin la formación de sujetas críticas para transformar las realidades de opresión, violencia y despojo. Busca construir procesos de formación en los cuales las mujeres construyen aprendizajes marcados por el cuestionamiento, la rebeldía, la creatividad y el compromiso. Son procesos en los cuales las mujeres son consideradas sujetas de la producción de conocimientos. Conocimientos que surgen del cuerpo, del pensamiento crítico, de las experiencias vividas, de la memoria histórica, de las relaciones, de las emociones y de las subjetividades. Conocimientos que alimenten las rebeldías personales y colectivas, el reconocimiento de las capacidades de gestar prácticas y saberes desde lugares distintos, de legitimar los conocimientos de las mujeres que han sido invisibilizados y desdeñados.
La estructuración del curso
El curso estuvo diseñado en cuatro módulos que permitieron a las participantes el diálogo –sincrónico y asincrónico– entre pares en la virtualidad. De manera paulatina, transitamos por las metodologías de la educación popular feminista desde una perspectiva crítica, participativa y latinoamericana, procurando, con nuestras reflexiones, aportar al fortalecimiento de los procesos organizativos de las mujeres.
Los contenidos de cada módulo se orientaron hacia la crítica y autocrítica de los procesos formativos que realizamos, y aportaron a la construcción colectiva de acciones políticas que visibilizaran las problemáticas específicas que afectan a las mujeres, denunciaran las desigualdades, y también las resistencias. En el centro de nuestros debates, buscamos priorizarnos y reconocernos como constructoras de prácticas transformadoras.
Empezamos conociendo el panorama de la historia, evolución y marco teórico-político de la Educación Popular en Abya Yala, enfocándonos en el cómo las educadoras populares feministas fueron construyendo un enfoque hacia la crítica del patriarcado, fortaleciendo su papel como mujeres y sujetas políticas en la construcción del conocimiento desde la realidad de las mujeres y sus movimientos populares, de base e, incluso, guerrilleros.
Mantuvimos siempre presente la aseveración de que la metodología de la educación popular feminista busca aportar a los movimientos feministas y así transformar este sistema voraz que nos aniquila, que nos fragmenta, que nos transforma en objetos, que se nutre de nuestro trabajo, esfuerzo y creatividad – despojándonos continuamente. En otras palabras, el compromiso de la educación popular feminista es cuestionar, transformar las realidades de injusticia que todavía viven las mujeres – a pesar de los logros y avances que hemos tenido gracias al movimiento feminista.
Deconstrucción-reconstrucción
Los módulos del curso estaban relacionados entre sí, de modo que las participantes fortalecieron sus reflexiones sobre el hecho de que ésta es una metodología que se caracteriza por la dinamicidad, creatividad, pasión, valentía, y potencial crítico transformador. Es una práctica que implica la superación de las dicotomías de la modernidad occidental que crea jerarquías de valor entre cuerpo-mente, emoción-razón, privado-público, naturaleza-cultura, entre otras. Implica, además, reconocer los tiempos y ritmos de cada una, desde la aseveración implícita de que las mujeres vivimos múltiples y diferenciadas opresiones, y tenemos diferentes intereses políticos. También pudimos ampliar nuestra mirada a la destrucción y despojo de la naturaleza y los ecosistemas, que va de la mano con las violencias y despojo hacia nuestros cuerpos.
El curso nos llevó a cada una a romper con las supuestas seguridades que nos proporciona el sistema patriarcal; romper con las violencias aprendidas; romper con la comodidad que nos otorga el papel de víctimas; romper con esquemas profundamente arraigados sobre la vida, el trabajo, la espiritualidad, el consumo, el discurso, el activismo “militante”, entre otros aprendizajes. Fue un proceso colectivo en lo mínimo, doloroso, inquietante y que a la vez nos llevó a volver a reconstruirnos, re-construcción que requiere tiempo, soledad y el dolor de, como semillas, partirnos, rompernos y volver a crecer y florecer. Y al mismo tiempo, pudimos coincidir y sentir la alegría de sabernos aliadas, compañeras de lucha y caminos.
Un elemento clave en el curso fue la constatación de que la ética y política feminista con y entre las mujeres con las que trabajamos pasa por la construcción de una mirada interseccional, que está en constante revisión crítica y autocrítica, en la cual todas las participantes de un proceso formativo están en constante cambio y reflexión sobre nuestros propios procesos personales y colectivos. Entre los procesos formativos que revisamos, se destaca el taller, que se ha consolidado como espacio privilegiado de la Educación Popular.
El taller como espacio privilegiado para la construcción colectiva de conocimientos
Como método predominante en los procesos de educación popular feminista, el “taller” es uno de los espacios privilegiados para la construcción colectiva de conocimientos. Paulo Freire se preguntaba: “¿cómo llegar al pueblo y despertar las ganas de luchar?” Y en esta sintonía, nos preguntamos: ¿cómo llegar a las mujeres y despertar las ganas de luchar y transformar el sistema patriarcal capitalista, racista y colonial?
Acompañando las diferentes corrientes y evolución de los movimientos feministas, el taller como método también ha evolucionado, profundizado y ampliado cada vez más su claro fin político de transformar las injusticias.
Vimos, en el curso, que, para lograr este fin, en el taller se emplean “técnicas” y herramientas didácticas participativas que van más allá de la reflexión analítica y racional por parte de las personas participantes. La apuesta es la de validar otras formas de conocimiento, que surgen no solamente desde el análisis y pensamiento crítico, sino que también de los sentimientos, de la intuición, de las emociones y memoria personal y colectiva.
Buscamos recuperar el potencial transformador y creador de conciencia política que tiene el taller. Esta perspectiva, -además de superar la excesiva valoración de lo racional frente a lo emocional, y lo mental en contraposición a lo corporal-, es también una perspectiva intencionada, que se orienta hacia un posicionamiento político que cuestiona las dualidades entre razón-emoción, mente-cuerpo, objetivo-subjetivo presentes en nuestras sociedades patriarcales, a modo de recuperar y validar formas de conocimiento de las mujeres que han sido históricamente devaluadas por este sistema.
Renovar las esperanzas
Ser impulsoras de procesos transformativos, para nosotras de Agua y Vida es una gran satisfacción, porque esta es nuestra razón de ser: transformar las realidades de opresión e injusticia hacia realidades en las cuales la vida ocupa el centro. Para terminar, dejamos aquí algunos testimonios de las participantes, que nos inspiran, nos motivan y nos renuevan las esperanzas para seguir realizando y mejorando este curso.
¡Gracias a todas las personas que hicieron parte!
“Me pareció muy provocador, considero que la estructura del mismo traza una ruta bastante clara que permite analizar la propuesta crítica de la educación popular feminista hasta llegar a lo concreto y analizar nuestras propias prácticas. Los materiales, tanto videos como lecturas son muy potentes, ponen al centro de la discusión la apuesta política de la EPF y cómo a través de ésta se cuestionan las diferentes opresiones que vivimos las mujeres. Pienso que las tareas nos motivan a explorar nuestra creatividad de diversas formas. Los encuentros virtuales abren espacios de discusión muy necesarios y nos orientan no sólo sobre los contenidos del curso, sino también a ser críticas con lo que hacemos, cómo lo hacemos y su finalidad política”.
“Me pareció potente la reflexión política desde la práctica emancipadora de la organización y colectivización de grupos de mujeres. Aprendí de técnicas y métodos de la EPF que ya había llevado sin saber que eran tales, lo cual me dio mucha fuerza e inspiración para seguir caminando estos procesos emancipatorios. Pude escuchar las diferentes apuestas de mis compañeras en sus respectivos caminares, sentí un espacio abierto y seguro para el diálogo y la reflexión”.
“Superó mis expectativas pues las reflexiones que detonó me hicieron analizar lo fundamental que resulta partir de las propias experiencias para la construcción del conocimiento colectivo, crítico y transformador, que permita potenciar las luchas que las mujeres vienen dando para enfrentar las diversas opresiones que nos atraviesan, pero también fijar la mirada en la responsabilidad política que tenemos como facilitadoras”.
“Comprendí lo que es la EPF, pude cuestionarme personalmente mi ser feminista, además de complementar y reforzar mis conocimientos sobre EP y logré organizar mis ideas en torno a una propuesta metodológica práctica con estructura y con fundamentos teórico- conceptuales sólidos”.
“Diría que rebasaron mis expectativas, ya que los materiales de lectura fueron muy bien escogidos, el desarrollo de los módulos, muy bien planeados y resumidos. Además, el conocer las experiencias de las participantes es inspirador y produce empatía entre nosotras. Muchas gracias por ayudarnos a conectarnos con nuestra creatividad feminista”.
“El curso me ha ayudado a entender que para lograr una educación situada hay que hacerlo al revés de cómo nos enseñan, partir de lo interno y no de lo externo, también que como facilitadora es necesario estar en observación y cuestionamiento constante. Me llevó frases, preguntas, que me hicieron desbloquear pensares y sentires. Ahora trato de tener presentes esas palabras clave continuamente para seguir profundizando esas reflexiones”.