En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de las luchas de las mujeres, y de cara al día 22 de marzo, Día Mundial del Agua, Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente A.C., ha realizado, en colaboración con La Albarrada, un taller con 17 defensoras ambientales de San Cristóbal de Las Casas. El taller se realizó el día 5 de marzo del presente año, con participantes provenientes de diferentes barrios y colonias de la ciudad. En este taller, las participantes expresaron su perspectiva sobre la situación del agua en San Cristóbal y las dificultades que enfrentan para participar.
Las problemáticas relacionadas con el agua desde la perspectiva de las mujeres
Los principales problemas relacionados al agua en San Cristóbal de Las Casas, es su distribución desigual, su contaminación y su privatización debido a concesiones a la empresa refresquera Coca Cola FEMSA. A ello se suman los conflictos socioambientales, en los cuáles los barrios y colonias organizados por la gestión comunitaria del agua, sufren agresiones, intimidaciones y difamaciones, en especial las mujeres que son lideresas ambientales y que están impulsando acciones de concientización e información sobre el Derecho Humano al Agua y sobre la protección de humedales de María Eugenia y La Kisst y reservas naturales como la de Gertrudis Duby y la de Los Alcanfores.
En el taller, las participantes manifestaron que “el agua no llega todos los días, y cuando el agua no llega es un caos. Hay colonias que se quedan hasta 15 días sin agua (…). Nos limitan el agua: en el centro llega a diario el agua, pero en las colonias nos los dan una o dos veces por semana, si es que bien nos va. ¿Y que nos genera esto? Nos genera gastos extra, dificultades en la familia. Que tenemos que sacar, quizás lo poco que tenemos, para solventar las necesidades dentro de nuestro hogar. No vayamos lejos, la Coca, por ejemplo, ¿cuántos miles de agua utiliza? Y nos quedamos callados como sociedad, y nos quedamos callados por miedo a represalias en contra de nuestras familias”.
En un espacio de diálogo, reconocieron que “no se respetan ni cuidan los manantiales. Creemos que toda la vida los manantiales van a tener agua, pero no es así. Y no los cuidamos, no hacemos conciencia de que los manantiales y los humedales son las bases principales para que llegue el agua en nuestras casas”.
Las afectaciones por la falta de agua no son las mismas para las mujeres y los hombres
Las participantes del taller explicaron que cuando no hay agua “no se puede hacer el aseo, la comida, lavar la ropa ni los trastes: si no está hecho el aseo comienzan las caras feas, los gestos de los maridos. A ellos no les importa si hubo o no hubo agua, ellos quieren ropa limpia, quieren la comida hecha, no les importa. Eso genera malestar en la casa. No poder hacer el aseo por falta de agua afecta el núcleo familiar y los trabajos, es una afectación tremenda para nosotras. También la falta de agua causa violencias: el hombre regaña porque no están limpias las cosas de la casa”.
En el mismo sentido, denunciaron que “los hombres nunca se levantan y dice ‘¡ay!, no hay agua y ahora ¿cómo le hago?’. No, ellos agarran su agua, medio se lavan y se van. El problema nos lo generan a nosotras que nos quedamos en la casa, que ‘¡córrele! que si te vas a trabajar no le vas a decir a tu hijo: no hay agua’ y ahí te quedas. No. Tenemos que buscar la solución como mujeres, porque tenemos que dejar todo listo. Si trabajamos, tenemos que ver para que compren agua, para que tengan al menos un vaso de agua. Nos genera más conflictos a nosotras las mujeres porque estamos a cargo de la casa. A hombres no les afecta así porque son menos responsables en el hogar. Ellos lo único que les afecta es el aseo personal: se quieren bañar, se quieren cepillar, quieren salir arregladitos y, si no hay agua, se ponen histéricos porque no hay como poder hacerse el aseo personal”. En los más de 12 años que Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente ha estado realizando talleres sobre la participación de las mujeres en la gestión del agua, las participantes expresan que la carencia de agua en los hogares suele generar violencia emocional por parte de los hombres de la familia, además de violencia económica. Son ellas las que deben de arreglárselas para comprar pipas de agua. En el mencionado taller, las participantes dijeron que “nos afecta en la economía, porque hay que comprar el agua en garrafones, en pipas, y eso nos genera problema económico. Sin agua aumenta el trabajo de las mujeres”.
Violencias y dificultades que viven las mujeres para participar por la defensa del agua
Aún persiste la violencia de género y estructural que impide la participación de las mujeres en los espacios públicos y en la participación comunitaria. En el caso de la organización por la defensa del agua, las participantes del taller denunciaron que “nos dificulta porque las parejas no nos dan permiso para salir. También la falta de apoyo para el quehacer de la casa nos dificulta con el tiempo, y más si tenemos niños chiquitos, necesitamos que alguien nos apoye y los esposos no nos ayudan. Si no dejamos limpia la casa, no podemos salir. Por ejemplo, tenemos que dejar lista la comida, la ropa, tenemos que dejar todo listo y los hombres no nos ayudan. Nos sentimos muy cansadas para participar de las reuniones”. Es importante reconocer, además, que el protagonismo de los hombres en los procesos organizativos por el agua, suele invisibilizar el liderazgo y las propuestas de las mujeres. Tal como fue mencionado en el taller: “también pasa que, cuando vamos a las reuniones, no se escucha ni se respeta nuestra palabra”.
A pesar de las violencias, las mujeres sí están organizadas por la defensa del agua
Las participantes del taller compartieron que “en la medida de lo posible, estamos participando en las movilizaciones para la defensa de los humedales. Hay muchas otras compañeras que participan en las movilizaciones, que están luchando para que ya no se hagan construcciones cerca de los humedales. Están haciendo llamados para que no se tire basura en la calle y los ríos”. En este sentido, para hacer frente a las desigualdades de género y de poder entre mujeres y hombres, que son reales en la organización por el agua en San Cristóbal, las participantes proponen “que vayamos creando espacios de mujeres, estos espacios que no son tan frecuentes. Si hacemos un grupo de mujeres, igual y nos podemos apoyar. Ya tenemos un grupo de mujeres en el Consejo. Nos hemos apoyado porque hemos sufrido acoso sexual de algunos hombres del movimiento. Entonces tener el apoyo de algunas compañeras ayuda a enfrentar la situación, ayuda a enfrentar a los hombres y decirles: “somos compañeras de lucha”. Como mujeres tenemos muchas cosas guardadas que no nos atrevemos a decir” – pues podemos ser víctimas de intimidaciones, difamaciones, acoso o chantaje.