Pronunciamiento de la Red de Defensoras del Agua y el Territorio en contra de la criminalización hacia las Defensoras Ambientales

El 15 de julio la Red de Defensoras del Agua y el Territorio acompañó y acuerpo a su compañera Elizabeth Suárez en la rueda de prensa donde se dio a conocer que se retiró la carpeta de investigación en su contra por delitos como pandillerismo y secuestro, este es un gran logro para ella, su colonia y todas las defensoras, porque resalta que pese a la criminalización y corrupción que existe en las diferentes dependencias de gobierno local, estatal y federal aún se le puede arrebatar un poco de justicia al estado.

La Criminalización como forma de silenciar las voces

Ante la depredación voraz de los cuerpos-territorios de las mujeres y los territorios-tierra generada por el sistema capitalista y patriarcal, reforzado gracias a un Estado que no sólo tolera, sino que refuerza estos despojos, las comunidades han buscado organizarse, levantar la voz y tomar los espacios públicos para exigir el respeto y la garantía de sus Derechos.

Como respuesta a estas protestas surge la criminalización orquestada entre el estado y los actores privados hacia los y las defensoras de los territorios y los derechos humanos, esta es una estrategia que el sistema capitalista, racista y patriarcal utiliza para castigar a los y las lideresas de diferentes movimientos sociales, a través de esta estrategia se infunde el temor en las comunidades o territorios y se silencian los movimientos.

Tal es el caso de Elizabeth Suárez integrante del colectivo vecinal “Somos la Maya” y de la Red de Defensoras del Agua y Territorio.

Acá su historia, una historia de lucha, frustración, temor, aprendizajes, fortalezas y un poco de Justicia.

Su lucha comienza así…

Elizabeth vive en la Colonia Maya, una colonia ubicada al pie de una montaña al Sur de San Cristóbal de Las Casas, hace ocho años el dueño de un área vecina a la colonia comenzó la tala indiscriminada del espacio para la construcción de un fraccionamiento, la devastación de la montaña generó la inundación de la colonia, a partir de esa situación la colonia comenzó a organizarse para exigir tanto la reparación de los daños como la protección a la montaña. Se manifestaron por diferentes vías, reuniones en cabildo, denuncias públicas y marchas, como consecuencia de estas protestas Elizabeth y cinco integrantes más de la mesa directiva de la colonia fueron injustamente denunciados por delitos como pandillerismo, ataque a las vías de comunicación, incitación a la violencia, y el más grave, privación de la libertad en grado de secuestro.

Durante seis años tuvieron giradas órdenes de aprehensión por esos supuestos delitos, fueron seis años de frustración por no tener un debido proceso, seis años de vivir con el coraje y la frustración por haber sido criminalizada y criminalizados sólo por defender sus derechos, seis años con el miedo y la indignación de que el Estado no solo no garantiza sus derechos, sino que te señala y castiga si tu misma intentas defenderlos.

Sin embargo, ni Elizabeth ni sus compañeros dejaron de organizarse y luchar por la protección a la montaña y a su colonia. Finalmente, con la ayuda de Amnistía Internacional y el despacho San Ángel, lograron obtener el retiro de la orden de aprehensión girada injustamente en su contra por ejercer su derecho a defender la vida.

En la defensa de los Derechos, las defensoras viven más opresión y violencia

En el pronunciamiento, la Red afirmó que, “como Defensoras del Agua y el Territorio apoyamos, acuerpamos y nos alegramos por nuestra compañera Elizabeth haya alcanzado un poco de justicia, pero nos parece importante señalar que ella no es la única defensora que ha sido criminalizada o atacada por su trabajo en la defensa o ambiental. Es importante reconocer que las dinámicas de opresión y violencia que vivimos las defensoras son diferenciadas a las que sufren los hombres, ya que, para nosotras, además de las amenazas y criminalizaciones, vivimos difamación, acoso, violencia física, emocional y sexual, así mismo, se nos invisibiliza en las tomas de decisiones y en los puestos de poder,  ya que nuestro trabajo amenaza al sistema capitalista- patriarcal, aunado a esto tenemos que señalar que estas violencias no son ejercidas únicamente por el estado, sino también por parte de familiares, comunidades e incluso de  los mismos miembros de las organizaciones”.

En ese sentido, un informe publicado por La Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras señala que en el periodo de  2013 a 2023 se han documentado 35,077 agresiones contra 8,926 defensoras en Mesoamérica (México, Guatemala, el salvador, Belice, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), de las cuales 4,504 han sido agresiones contra defensoras u organizaciones de mujeres que defienden la tierra, el territorio y los bienes comunes.

¡No más agresiones y criminalización hacia las defensoras de la tierra y el territorio!

Mama Cash: Primer fondo internacional para la mujer

Por mucho tiempo, y hasta ahora, los problemas, necesidades, propuestas y exigencias de las mujeres no han sido escuchadas por el sistema patriarcal capitalista en sus distintas versiones de poder (estatal, internacional, empresarial, etc.). 

¿Por qué? simplemente porque en este modelo, las mujeres no somos sujetas sino objetos. Entonces ¿a qué financiadora le iba a importar que pasaba con los movimientos de mujeres en la década de los años de 1980?, ¿cuáles eran sus propuestas y necesidades de financiación? Pues sí importó. Importó para un grupo de cuatro mujeres feministas que de manera estratégica y sorora supieron, a través de su activismo, tomar sus condiciones de clase y ubicación geopolítica en el Norte Global para apostar por construir un mundo mejor. Esto las llevó a que en 1983 crearan el primer fondo internacional para la mujer: Mama Cash, enfocado en contribuir al fortalecimiento de los movimientos feministas. 

Las fundadoras; Marjan Sax y sus cuatro compañeras feministas, nos cuentan que la construcción de este fondo feminista no ha sido un camino fácil, porque al haber dinero hay poder. La pregunta, entonces, era: ¿cómo equilibrar esa relación? Así que ellas han creado estrategias que permiten llevar el poder de la financiación a los grupos activistas de mujeres, niñas, personas trans e intersex que luchan por construir un mundo más justo y libre. 

Cuatro décadas construyendo colectividades

El 25 de mayo Mama Cash nos invitó a celebrar este caminar. Fue un espacio de alegría, de compartir, reflexionar, reconocer y agradecer las muchas luchas y logros que se han venido tejiendo. 

En el aniversario nos encontramos con personas de muchas y distantes latitudes: México, Colombia, Ecuador, Malawi (África), Indonesia (Asia) y por supuesto de Países Bajos, entre muchas nacionalidades más. 

Nos reunimos cientos de personas para compartir lo que somos y hacemos. Se hizo presente la apuesta por la justicia climática feminista impulsada desde África, la lucha de la comunidad LGBTIQ+, y la necesidad del autocuidado y cuidado colectivo en la defensa de los Derechos Humanos. También compartimos el espacio con las personas que deciden poner su recurso económico al servicio de las causas sociales. No podemos dejar de mencionar a las integrantes del equipo Mama Cash, quienes hicieron que ese poderoso encuentro fuera posible.  

Desde Agua y Vida: Mujeres Derechos y Ambiente, compartimos a través de una dinámica vivencial, la apuesta política del Cuerpo-Territorio como el primer espacio de lucha, de sabiduría, de protección y defensa. Nos pareció importante crear un espacio de reconocimiento individual y colectivo sobre las historias que habitan en nuestro cuerpo; historias de victorias, aprendizajes, historias de dolor, tristeza, frustración, historias de rabia y alegría, historias de estancamiento, impulso, y determinación. Es importante recuperar todas esas historias porque hacen parte de nuestra vida, de nuestras genealogías y porque es a partir de ellas que construimos todos los movimientos feministas. 

Tal como ocurre en los procesos populares, pasamos de lo individual a lo colectivo, permitiendo un espacio de diálogo corporal más allá de la comunicación verbal, ¿qué me dice el cuerpo de mi compañera?, ¿qué historias la habitan?, ¿qué le dice mi cuerpo?, ¿cómo podemos comprendernos, acompañarnos, fortalecernos a partir de lo que cada una es? 

La apuesta política feminista nos invita a reconocernos y reconocer a las otras, con todas nuestras complejidades, porque es desde ahí dónde podemos aportar a la transformación y construcción de un mundo más sano, es de ahí dónde podemos seguir aportando a ese gran tejido de cambio y esperanza.  

Gracias Mama Cash, gracias a las y los donantes, pero sobre todo gracias a todas las colectividades de mujeres, personas trans e intersex que siguen apostando su tiempo, su energía y su corazón a las justicias sociales, ambientales y climáticas.

Escuela Popular Ecofeminista: Mujeres y Gestión de Agua en San Cristóbal de Las Casas

Crisis Climática, el ciclo del agua alterado y las consecuencias socioambientales, ¿para quiénes?

En este año (2024) la crisis climática se ha dejado sentir con más fuerza. Una de las consecuencias que hemos podido palpar en casi todo el país ha sido la escasez de agua y las sequías durante los primeros seis meses del año, sequías que han sido desde moderadas a severas en el 74.43% del país, seguidas de grandes inundaciones como las ocurridas en el Estado de México, Ciudad de México, Veracruz y Chiapas, por mencionar algunos estados. 

En el periodo de sequía, de los 32 estados que conforman al país, sólo tres no tuvieron regiones afectadas por la sequía, mientras en la temporada de lluvia, 16 estados han sido afectados por lluvias torrenciales e inundaciones

¿Qué nos dicen estos datos? que miles y miles de personas están viviendo tanto en la salud física y emocional, como en la seguridad alimentaria, las consecuencias de la alteración de los ciclos de la naturaleza generados por el sistema capitalista, patriarcal, colonialista y racista. 

Las consecuencias relacionadas con el agua, ya sean la escasez o las inundaciones, generan problemas de salud por enfermedades infecciosas, parasitarias y gastrointestinales. También afecta a las cosechas, el ganado, la pesca, y en la gran mayoría de los casos, hay pérdida de bienes materiales. Otra afectación muy grave son los problemas emocionales que genera, tales como: estrés, ansiedad, depresión y el aumento de la violencia, pero ¿para quiénes?, ¿quiénes viven realmente estas situaciones y sus consecuencias? 

Es importante que afinemos la mirada, porque las consecuencias de la crisis climática no son generalizadas: para las empresas transnacionales, las mineras y los megaproyectos no existen estas problemáticas. Desde el Ecofeminismo y la apuesta por la justicia climática feminista seguimos señalando que las sequías, escasez de agua, inundaciones y demás desastres socioambientales, no afectan a todas las personas por igual. Son los grupos históricamente vulnerados quienes viven las consecuencias en carne y hueso. Son las personas racializadas, marginadas y empobrecidas y de entre ellas las mujeres, niñas y niños quienes cargan con las peores consecuencias. 

Esta realidad que les atraviesa en el día a día, ha llevado a que cada vez más mujeres se preocupen por esta situación y busquen organizarse, levantar la voz. Pero cuando lo hacen se encuentran con un sistema patriarcal y capitalista que se incomoda si ellas hablan. 

Esta historia de luchas y resistencias impulsadas desde las mujeres se repite en muchas regiones, pero en esta nota queremos contarte lo que sucede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.  

Prepárate para esta historia agridulce

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, así como en muchas otras regiones del país, el derecho al acceso al agua en cantidad y calidad ha sido afectado no solo por las sequías sino también por las malas formas de gestión y el ejercicio autoritario del poder municipal que ha permitido la sobreexplotación, contaminación y el acaparamiento de los cuerpos de agua en beneficio de unos pocos. 

La mala gestión del agua que existe en el municipio se observa desde el crecimiento desorganizado de la ciudad, la ausencia de políticas públicas claras respecto a la distribución del agua y omisiones por parte del servicio municipal de agua (SAPAM). La extracción en grandes cantidades de aguas profundas por parte de FEMSA-Coca Cola, la invasión y relleno de humedales (que son los cuerpos de agua que abastecen el 70% de agua a la población), la extracción de los bancos de arena que afectan directamente la recarga de agua de los humedales, así como a la falta de interés político de SAPAM, la dependencia encargada de regular la situación. 

Todas estas problemáticas afectan el derecho al acceso al agua de la población, pero las consecuencias se agudizan en las mujeres, principalmente las mujeres racializadas, marginadas y empobrecidas, pues son ellas quienes buscan subsanar la falta de agua en sus hogares, ya sea por medio de la compra de garrafones, pipas, acarreo o captación de agua de lluvia, y esto cuando hay lluvia. También son ellas quienes atienden las enfermedades gastrointestinales generadas por la mala calidad del agua, como la epidemia de hepatitis A que se vivió este año.  

Pero…. 

Como ha sucedido en muchas ocasiones, en esa parte de la historia no contada, las mujeres están ahí, haciéndose presentes frente a un sistema patriarcal, capitalista y racista que no quiere verlas ni escucharlas. Ellas están ahí organizándose para participar activamente en sus barrios y colonias por la defensa del agua y otros bienes naturales. 

De cara a esta situación en el mes de junio impulsamos la Escuela Popular Ecofeminista: Mujeres y Gestión de Agua en San Cristóbal de Las Casas

Desde nuestra perspectiva política ecofeminista, nos interesaba reunirnos entre mujeres para hablar de estas problemáticas relacionadas al agua, y también construir juntas estrategias para transformarlas. Queríamos, además, fortalecer el poder personal y colectivo de las defensoras del agua. 

La escuela fue realizada desde la metodología de la educación popular feminista, cuyas técnicas fortaleceran nuestros conocimientos y nos permitieron contar con un panorama amplio de cómo las problemáticas del agua se traducen en injusticias ambientales, sociales, políticas y económicas que nos afectan directamente como mujeres. Analizamos los aprendizajes que todavía están presentes en la división sexual del trabajo, en la cual las mujeres son las principales cuidadoras del agua para uso doméstico y familiar, pero que no tienen poder de decisión sobre su gestión. Observamos que esta división sexual del trabajo se traduce, en muchos casos, en violencias físicas, emocionales, sexuales, patrimoniales y económicas para las mujeres. El activismo de las defensoras del agua también ha sido perseguido, denostado y muchas defensoras han sido víctimas de amenazas y hostigamientos debido a su trabajo. 

Por medio de la técnica de la cartografía popular, y a partir del ejercicio sobre la ruta del agua, ampliamos y nutrimos la información sobre el agua en nuestro territorio, así como realizamos un mapeo de actores que aportan a la privatización del agua. Y también identificamos las resistencias y los actores que aportan a nuestras luchas. 

A partir de este trabajo, juntas constatamos que “Defender el territorio es defender todas las formas de vida” (participante del taller, junio 2024). 

Por medio de sus 6 talleres consecutivos, la Escuela permitió reconocer y revalorar el poder y la importancia de las diferentes acciones que las mujeres defensoras están impulsando. Compartimos algunas de las acciones que las defensoras mencionaron: 

“Estamos ocupando cargos que antes sólo los hombres ocupaban, como en el consejo vecinal y el comité del agua”.

“Salimos a marchar para protestar contra las empresas que nos roban nuestra agua”.

“Realizamos denuncias en las redes sociales y la radio”.

“Realizamos conferencias de prensa para informar los problemas que tenemos en nuestro barrio”

Como parte del compromiso que tenemos hacia la Justicia climática y la justicia hídrica, la Escuela fue un espacio para reforzar la politización de las problemáticas del agua. De manera colectiva generamos reflexiones encaminadas a identificar quienes son los verdaderos depredadores del agua. Citamos una de las reflexiones de las participantes:

“Es triste ver que sólo el 4% del agua la utilizamos la ciudadanía y somos quienes buscamos formas para ahorrar el agua, mientras que las empresas utilizan el 96% y no les importa ni están haciendo nada para remediar los impactos de la crisis climática”.

Estas han sido algunas de las reflexiones y poderosos momentos que vivimos durante este proceso formativo que impulsamos desde Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente. La Escuela tuvo la duración de dos meses, fue un espacio que permitió potenciar el reconocimiento de las desigualdades estructurales y que sólo mediante la participación organizada y estratégica de las mujeres se podrá aportar a la resolución de problemas críticos del agua en la ciudad. 

La Escuela Popular Ecofeminista me ha brindado muchos aprendizajes metodológicos, herramientas y ha fortalecido mi trabajo como defensora del agua, así como también me permitió conocer y vincularme con otras mujeres defensoras y reafirmar que todas tenemos la capacidad de encontrarnos y hacernos cercanas en las luchas y en la vida.