22 de marzo: Mujeres que luchan por el agua

En el reflejo del agua, se observan los cientos de mujeres que luchan por cuidarla, respetarla y administrarla para seguir compartiendo la vida.

En marco del 8 de marzo, Día Internacional de Lucha de las Mujeres, y del 22 de marzo, Día Mundial del Agua, desde Agua y Vida y la Red de Defensoras del Agua y el Territorio, realizamos el panel: Mujeres que luchan por el agua. Nuestro propósito fue el de posicionar las luchas y apuestas políticas de las defensoras del agua en San Cristóbal de Las Casas, visibilizar nuestras preocupaciones, dificultades y principalmente las acciones que las mujeres organizadas realizamos para cuidar y defender el agua.

Nunca nos cansaremos de decir que las mujeres somos las principales usuarias del agua para uso familiar y para las actividades de supervivencia; somos las que la usamos para el trabajo doméstico, como la limpieza de la casa, el lavado de ropa y la preparación de alimentos. Y somos las más afectadas cuando no hay agua. El cuidado y la defensa del agua ha sido una lucha histórica de las mujeres, principalmente las mujeres históricamente marginadas y excluidas por el sistema patriarcal racista, capitalista y colonial.

Agua y extractivismo

Los proyectos extractivos como la minería, los monocultivos y la extracción de hidrocarburos afectan directamente al agua por medio de la contaminación con metales pesados y agroquímicos, y así generan una dinámica de escasez de agua para uso humano, para la agricultura y para los animales.

Por ejemplo, con respecto al monocultivo de palma aceitera, una sola planta de palma necesita por lo menos 30 litros de agua diarios. Respecto a la minería, ésta es una información representa todo un reto, ya que la Secretaría de Economía –instancia responsable de proporcionar la información para la ciudadanía– no reporta esta información de manera clara, transparente y confiable. Pero está lo suficientemente comprobado que la minería es una de las actividades industriales que más consume agua y que genera el mayor impacto sobre el medio natural, pues el agua, el suelo y el aire son grave e irreversiblemente afectados por las explosiones, la retirada y transformación de los minerales.

Mientras que empresas y corporaciones cuentan con grandes concesiones de agua, las mujeres y sus familias apenas tienen lo suficiente para sobrevivir – y eso cuando lo tienen.

Agua, crimen organizado y militarización

Los proyectos extractivos conllevan la militarización de los territorios. Las empresas, junto al gobierno, contratan agentes de seguridad privada y pública, y la presencia de las fuerzas castrenses en los territorios incrementan las violencias contra las mujeres: acoso sexual, hostigamiento, amenazas para las defensoras, criminalización de la protesta, desaparición forzada y feminicidios. En los últimos tres años, en Chiapas, la presencia de los cárteles del crimen organizado y los conflictos por el control del territorio se han intensificado, siendo que estos grupos están controlando también el acceso al agua. Los apagones de luz eléctrica y los toques de queda intensifican esta situación, siendo que las mujeres son las más afectadas por la violencia y las problemáticas relacionadas al agua, como la salud y la alimentación.

Las Mujeres Somos Agua

Entre nuestras acciones, además de visibilizar las iniciativas que las mujeres realizan para cuidar y defender el agua, entre las actividades del panel Mujeres que luchan por el agua, expusimos y debatimos sobre cuatro corto-documentales que narran las luchas de las mujeres por el agua.

Desde Zambia, conocimos las luchas de las mujeres de Mukonga Village; desde la Umravam, India, conocimos las estrategias de las mujeres de Gond Adivasi. Desde el estado de Pará, Brasil, conocimos las luchas de las mujeres del Quilombo Ilha de Merces. Y desde San Cristóbal, conocimos las luchas de las defensoras ambientales, plasmadas en el video Somos Agua realizado por Agua y Vida.

Las mujeres estamos realizando muchas acciones para la defensa del agua, a pesar del machismo que vivimos en los movimientos, en la sociedad y la cultura. Pero no nos intimidamos: nos organizamos cada vez más en contra de todas las fuerzas que buscan impedir nuestra lucha para que el agua sea cuidada y preservada.

Calendario Ecofeminista 2024: Reconstruir las Esperanzas y las Utopías por Mundos más Sanos y Justos

Para nosotras es una enorme satisfacción compartirles la versión digital del Calendario Ecofeminisa 2024. El calendario parte de la constatación de que estamos viviendo tiempos cada vez más acelerados, complejos, de muchas luchas antisistémicas y, a la vez, de muchas crisis en todos los ámbitos de la vida y las sociedades. Las violencias, los conflictos, las guerras, el fortalecimiento de grupos neofascistas, las políticas extractivas, la crisis alimentaria y de salud, y tantos otros escenarios nos abruman y nos hacen pensar que no hay futuro.

Sólo de enterarnos nos sentimos rebasadas. Cansadas. Agotadas. Pues junto a este contexto las defensoras sentimos que el tiempo no nos alcanza. No nos da la vida para todo lo que queremos ser, hacer, amar y descansar.

Desde Agua y Vida, hemos estado reflexionando sobre esta realidad. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué necesitamos cambiar? En este “ecosistema” de la defensa de los derechos ambientales, nos preguntamos sobre ¿qué elementos nuevos hay que plantar?, ¿cuáles hay que podar, abonar? e, incluso, ¿cuáles tenemos que arrancar desde la raíz? 

Una invitación a reconstruir las esperanzas y las utopías

En nuestras reflexiones, pensamos que un cambio que vale la pena hacer, desde las perspectivas ecofeministas críticas del Sur Global, es aprender de la historia de los movimientos de mujeres y recuperar las utopías. Sí, las utopías soñadas por las mujeres de los movimientos sociales del Sur. Volver a inspirarnos en esta genealogía de valientes y bravas mujeres y, a la vez, adecuarlas a los desafíos y retos del mundo de hoy, en su complejidad y en su dinámica tan, tan acelerada. Hemos visto que hay mucha cosa que podemos aprender, considerar, recuperar y adecuar a los tiempos de hoy. 

Unir el cuerpo y la mente, las emociones y la razón, la poética y la política

Históricamente, el activismo ha estado muy marcado por el pensamiento racional, que nos ha permitido analizar críticamente la realidad y la política. Sin duda, el pensamiento crítico es imprescindible para construir prácticas transformadoras. Sin embargo, somos cuerpo, somos sueños, somos deseo, somos mística, somos poesía. Queremos justicia y también belleza. Limitarnos solamente al pensamiento no nos lleva muy lejos en las transformaciones que queremos construir. 

El Collage Feminista como potencial político y artístico cuestionador

Con estas reflexiones, nos aventuramos a realizar un taller sobre Collage Eco-Feminista Político. En este afán de cambiar las cosas -y sin mucho tiempo para pensarlo- sólo sabíamos que queríamos un proceso formativo en el cual pudiéramos construir desde todas nuestras dimensiones, no sólo la racional. Queríamos encontrarnos entre defensoras desde un espacio de imágenes, creatividad, música, silencio, poesía, en el cual pudiéramos trabajar desde la introspección, desde el necesario silencio para crear. Y silenciar juntas es hermoso. Es necesario. Es reconfortante.

El taller fue una invitación para que, a través del arte y de la creatividad expresáramos con irreverencia y de manera políticamente situada, nuestra crítica al sistema. Es así que, por medio del collage, el Calendario Ecofeminista 2024 quiere generar ideas, consciencia, motivación y esperanzas de que sí podemos construir mundos aparte, en donde la vida digna ocupe el centro de las decisiones. Y en donde las esperanzas y utopías se renueven. 

¡Les deseamos un 2024 en el cual las esperanzas y las utopías por mundos más sanos y justos se renueven y orienten el caminar!

Descarga e imprime el calendario aquí

Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” – 7ª generación 2023: hacia la construcción de las justicias climática y ambiental

Estamos pasando por crisis simultáneas, interrelacionadas, que nos desafían a recuperar y fortalecer nuestras luchas y poder contestatario feminista. Recuperar y resignificar el potencial revolucionario de este gran y diverso movimiento, el Movimiento Feminista, que busca transformación sistémica, social, cultural, política y económica. El potencial de mover, incomodar, de-construir las injusticias que tienen rostros y cuerpos de mujeres y reconstruir el mundo, la vida, las relaciones, desde la búsqueda de horizontes posibles, sanos y justos.

Reconocer y nombrar las injusticias

La 7ª generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra” justamente nos llevó, entre todas las participantes, a nombrar las muchas injusticias que vivimos. En especial, reflexionamos sobre las múltiples crisis que atravesamos, los discursos de odio, las políticas de muerte y las indiferencias indolentes. En especial, debatimos sobre la justicia ambiental y la justicia climática – que van de la mano con todo lo que hacemos las mujeres para la defensa del territorio. 

La Escuela fue realizada los días 22, 23 y 24 de noviembre, con la participación de 20 defensoras provenientes de los estados de Veracruz. Tijuana, Estado de México, Oaxaca, Mérida y Chiapas. 

La Escuela ha sido una iniciativa de Agua y Vida para la formación política de mujeres defensoras desde la perspectiva de la educación popular feminista y teniendo como eje el ecofeminismo crítico latinoamericano. En estos siete años hemos formado a 188 defensoras de derechos humanos, en especial los derechos ambientales, al agua, a la tierra y el territorio. 

Algunas de las injusticias que nombraron las participantes fueron:

Muerte, desaparición, asesinato de defensoras ambientales. Invisibilización de la problemática ambiental. Responsabilización individual de los problemas estructurales. Desigualdad. Despojo de los bienes naturales. Políticas extractivas. Ríos contaminados. Inundaciones. Relleno de humedales. Uso indiscriminado de agroquímicos. La alimentación ya no es sana. Escasez de recursos. Desequilibrio ecológico. Destrucción de la fauna y flora. Contaminación sonora. Cambios bruscos en el clima. Crecimiento urbano desordenado. Daño ecológico a zonas naturales protegidas. Minería, saqueo de cerros. Invasiones de zonas boscosas. Monocultivos de palma aceitera. Falsas promesas de desarrollo y de regularización de servicios. Fragmentación de la resistencia. Las comunidades se sienten inseguras ante la presencia de la militarización y las armas. Los militares llegan con el discurso de “brindar protección”, pero son los que más violentan. Intimidación en la comunidad. La militarización va junto con la paramilitarización, donde están armando a las personas de la sociedad. Establecimiento de plazas para el narcotráfico. Surgimiento de grupos de terror, jóvenes motonetos. Tráfico de drogas, personas, prostitución forzada. Inseguridad general. Miedo por parte de las mujeres. Dinámicas sociales complicadas, complejas. Las Políticas Nacionales imponen formas de “hacer” uniformizan, pero no aportan a la justicia ambiental o la justicia climática. El estado no cumple y la sociedad civil está saliendo a hacer frente a todas éstas injusticias.

Imaginar realidades y justicias que queremos construir

Vimos que la Justicia es construcción y responsabilidad colectiva. Es cierto que el Estado se ha consolidado como el responsable de la impartición de justicia. Pero esta forma de “impartición de justicia” está corrompida. Hoy por hoy, el Estado es uno de los principales perpetradores de injusticia y uno de los principales violadores de los derechos humanos – por lo que las feministas enfrentamos un gran desafío: mantener nuestra crítica, nuestro poder contestatario al Estado; seguir incomodando y denunciando y visibilizando su corrupción e ineficiencia. Y nombrar, proponer los cambios concretos que deseamos construir.

No habrá justicia mientras siga habiendo explotación, despojo y destrucción de la naturaleza y explotación, despojo y violencia hacia las mujeres. La justicia se relaciona con la protección de la Red de la Vida y de los bienes naturales que dan sustento a toda la humanidad. Proteger la tierra, la vida, es un acto político transformador.

Resistencias organizadas por parte de grupos de mujeres y defensoras – juntas construyendo las justicias.

Creación de redes de mujeres defensoras del Territorio. Nos organizamos como mujeres para enfrentar y resistir las malas políticas del gobierno, los problemas sociales y ambientales. Producción nativa contra hegemonías. Red de mercados agroecológicos. Restauración de tierras, manglares y ecosistemas costeros. Estrategias de seguridad y cuidado colectivo. Barrios y colonias organizadas. Grupos de defensoras del agua y de los humedales. Difusión de conocimientos, alternativas y soluciones desde lo local. Tejer redes de seguridad para el activismo. Generación de consciencia sobre la basura. Educación, concientización, organización, politización, activismo. Pensar en colectivo: dejar atrás la mentalidad del “sálvese quien pueda”, es importante pensar más en la comunidad. Visibilización de la defensa de la tierra y el territorio que hacen las mujeres. Casa comunitaria de resistencia. Recuperación de las asambleas comunitarias con la participación de las mujeres y toma de decisiones colectivas. Generación de sentido de pertenencia e identidad en las nuevas generaciones. Activismo, las mujeres está marchando para la denuncia, protesta y visibilización. Denuncias ciudadanas. Grupos urbanos organizados para defender las ciudades. La resistencia de las mujeres sostiene la vida. Las redes que realizamos entre mujeres son una resistencia.

Cartografías del territorio cuerpo-tierra

Por medio del trabajo colectivo del mapeo del territorio, las participantes identificaron como perpetradores de las injusticias el gobierno en sus tres niveles, en especial el crimen organizado y las empresas como los principales perpetradores de violencia. Como principales formas de despojo fueron identificados diferentes proyectos extractivos, como los monocultivos, la minería, los proyectos eólicos, el turismo a grande escala, el saqueo de agua y los megaproyectos de infraestructura vial.

A pesar de que varios territorios mapeados son lejanos entre sí, se identificó que comparten tanto las injusticias y violencias, como también las resistencias. Éstas se dan a través de la organización de las mujeres, la recuperación de la memoria colectiva y las estratégias concretas para la defensa y cuidado del territorio. Reconocimos que “somos mujeres que no necesitamos de títulos, ni ser académicas; sabemos mucho, somos las que estamos viviendo las problemáticas, y somos las que resistimos y somos creativas”.

En los mapeos de nuestros cuerpos, reconocimos que es a través de él que identificamos los miedos, las violencias y las injusticias, y el cómo se van repercutiendo en el cuerpo y en toda la vida. Nuestro propio cuerpo es el que nos abraza, que nos contiene. Todo el territorio se expresa en nuestro cuerpo: si está sano y cuidado, o si está reseco y destruido – eso lo vivimos en nuestros cuerpos. Es en este nuestro cuerpo donde reconocemos todo lo que nos duele, pero también lo que nos conecta y nos da la vida, como las amistades, las luchas entre mujeres, el sabernos y sentirnos acompañadas. 

La Escuela Ecofeminista fue un espacio de encuentro, de reflexión, de cuidado y contención que nos permite conocernos entre más defensoras, fortalecer nuestras redes, acompañarnos, sanarnos colectivamente y fortalecernos para seguir en la lucha. 

Campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Es necesario revertir el hechizo.
Ese, que borra a las mujeres
de los libros de historia,
de las esferas de poder,
de las antologías…
Gisela López

La organización y resistencia de las mujeres para defender sus cuerpos, territorios y modos de vida ha estado presente desde la colonización y se ha vuelto un continuo desde entonces, principalmente ahora que los sistemas de extracción y despojo se han intensificado cada vez más en las regiones del Sur. Las mujeres han estado constantemente creando nuevas formas de defender la vida, pero estas historias han sido poco contadas, reconocidas y valoradas.

¿Dónde estamos las mujeres?

Si pensamos desde la historia oficial ¿dónde estaban las mujeres indígenas, originarias, en los tiempos de la conquista?, ¿dónde estuvieron las mujeres durante el largo periodo de colonización?, y ¿en la independencia? Y ¿en la revolución?, ¿qué nos cuenta la historia oficial de las mujeres en estos periodos?, Y ¿qué nos oculta?, en todos los momentos de defensa del territorio las mujeres han encabezado diversas luchas y resistencias, pero de esto se habla poco o casi nada.

Actualmente en Chiapas, como en el resto del país, la colonización sigue reproduciéndose a través de los sistemas de despojo territorial y cultural. Todo esto reforzado por el estado, las empresas transnacionales y el crimen organizado, que perpetúan las violencias físicas, simbólicas y comunitarias, incrementan el despojo de bienes naturales básicos como el agua y los alimentos, y afectando directamente en el territorio y los cuerpos de las mujeres.

Aquí estamos. Siempre hemos estado

En situaciones tan adversas como la contaminación y escasez de agua, la carencia de tierras para el cultivo, la militarización del territorio, los embates de empresas transnacionales y la disminución de espacios seguros para vivir, las mujeres siguen organizándose de diferentes formas para defender sus territorios, sus cuerpos, tus tierras y sus culturas. Con digna rabia salen a las calles a denunciar las violencias e injusticias, pero también desde la esperanza de que otros mundos son posibles, se organizan para recuperar esa sabiduría que siempre han tenido como mujeres, y desde ahí, sanar el corazón, el espíritu, el cuerpo y la tierra. Todo esto de manera colectiva, porque tenemos claro que juntas somos más fuertes.

Sumamos nuestras voces a la de todas las mujeres que recuperan las genealogías feministas, que crean espacios de esperanza… Celebramos que sus voces, sueños y luchas se dispersan y siembran esas “otras” historias: esas historias de lucha y de vida, y es necesario contarlas, esparcirlas con la seguridad de que llegarán a corazones y mentes abiertas en los que podrán germinar y florecer.

Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Para contar estas poderosas historias realizamos la campaña Voces de Agua, Tierra y Mujeres (del 6 al 13 de diciembre). La campaña contó con la realización, durante todo el año de 2023, de 4 encuentros-talleres con la participación de 15 defensoras de los derechos ambientales y los derechos culturales y varias reuniones y comunicaciones virtuales. Como resultado, cada uno de los ocho grupos de defensoras realizó su historia colectiva y aportó a la realización de corto-videos de sus trayectorias de luchas en cuatro regiones del estado de Chiapas: Los Altos, Selva, Norte y Costa.

Los grupos de defensoras con los que nos embarcamos en esta siembra de voces, agua y tierra son:

Mujeres de la Costa en Rebeldía – ellas, frente a las distintas violencias que atraviesan sus cuerpos generados por los monocultivos de palma aceitera que contaminan la tierra y el agua en la región Costa de Chiapas, han levantado la voz, se han organizado para denunciar, soñar y compartir otras formas de relacionarse con la naturaleza.

Tsilbá Bij – mujeres cho´l y tzetal que cuidan y defienden el territorio en Palenque, Chiapas. Frente a la invasión de sus territorios por monocultivos, lo que implica la pérdida de su soberanía alimentaria y su autonomía como pueblos originarios, ellas se organizan para compartir y difundir la importancia del cuidado de sus cuerpos, su cultura y sus territorios.

Antsetik Ts´unun – preocupadas por las diferentes violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres, ellas se organizan para compartir el análisis de la realidad, la sanación espiritual, emocional y física en diferentes regiones de Chiapas.

Muk ta Luch – mujeres originarias de los Altos de Chiapas, hablantes de tzeltal y tzotzil, herederas de la sabiduría de los bordados y tejidos, y sabedoras del cuidado y cultivo de la tierra, ellas buscan a partir de estos conocimientos la valoración y la defensa de sus culturas.

Flor de Mujeres Artesanas – mujeres tzotziles que a través de los bordados y la medicina natural buscan conservar los conocimientos ancestrales de su cultura y que su comunidad pueda recuperar la salud de manera integral.

Red de Defensoras del Agua y el Territorio – grupo de mujeres que frente al deterioro ambiental de San Cristóbal de Las Casas, han decidido organizarse, compartir la lucha por un ambiente justo, bello y sano, y fomentar espacios de seguridad y sororidad por y para mujeres.

Defensoras de Nasakobajk – mujeres zoques de la región Norte de Chiapas, frente a los megaproyectos de minería y monocultivo que pretenden instalarse en su territorio, se organizan, realizan actividades para la reivindicación de la sabiduría ancestral femenina y desde ahí defender el territorio zoque.

Y nosotras…

Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, somos una asociación de mujeres que, desde nuestra perspectiva ecofeminista, estamos comprometidas con la defensa de los territorios y cuerpos de las mujeres, buscamos acompañar movimientos y grupos de mujeres para lograr la justicia ambiental, climática y social.

Estamos profundamente agradecidas con las compañeras por permitirnos conocer y esparcir estas “otras” historias. Invitamos a que se acerquen a  conocer más acerca de las mujeres que día a día realizan una importante y esperanzadora defensa del territorio-cuerpo, la tierra y la cultura en Chiapas.

Mira el video de la campaña aquí: Voces de Agua, Tierra y Mujeres

Por la vida en el centro de las decisiones climáticas

A las personas tomadoras de decisiones en la COP 28

¡Despertemos¡ ¡Despertemos Humanidad¡ Ya no hay tiempo.

Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal.

Berta Cacéres

Durante los días 22, 23 y 24 de noviembre, mujeres y disidencias mexicanas de diferentes culturas nos hemos reunido en San Cristóbal de Las Casas-Chiapas, México, para debatir sobre la justicia climática y ambiental, de cara a la 28ª Conferencia de las Partes (COP 28) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) -a realizarse en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre del 2023.

En estos tres días de reflexiones políticamente situadas desde los feminismos del Sur Global, expresamos nuestra preocupación por la emergencia climática que afecta todas las formas de vida en el planeta. A pesar de los avances legales obtenidos en estos 28 años de debate, evidenciamos que lo más importante es constantemente ignorado: que sólo podemos revertir la crisis climática y las que de ella se derivan, si las decisiones se enfocan en trabajar por un mundo en el cual la economía extractiva deje de existir.

Mientras no se asuma la verdadera solución por desalentar las prácticas extractivas, no lograremos mantener el calentamiento global a 1,5ºC. De hecho, conforme el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ya estamos en una situación irreversible de 1,4ºC – y de seguir así, todas las formas de vida en el planeta no subsistirán, pues las afectaciones climáticas serán cada vez más intensas y constantes.

Tal como evidencia el último informe del IPCC, las afectaciones, emergencias y crisis climáticas impactan de manera desproporcional a los diferentes países y poblaciones: las comunidades vulnerables que históricamente han contribuido menos al cambio climático, son las más afectadas. Y en estas comunidades, las personas de color e históricamente racializadas, entre ellas las mujeres, son las que cargan el mayor peso de estas injusticias. Al ignorar esta realidad, los rumbos que toman las decisiones en las COP reflejan el permanente racismo y sexismo climático y ambiental.

Unimos nuestras voces a las de muchas mujeres de países del Sur que denuncian los proyectos extractivos y aquellos que le dan soporte. Las diferentes formas de minería, los monocultivos, la extracción de petróleo y gas natural, el turismo a gran escala y la gentrificación de pueblos y comunidades originarias que poco a poco van perdiendo la interconexión con la naturaleza; los corredores biológicos, las megacarreteras, represas y otros proyectos como ganadería intensiva y megagranjas alteran el equilibrio ecológico, contaminan el agua, la tierra y el aire y afectan todos los derechos de las mujeres, generando desplazamientos, migración forzada, enfermedades, desnutrición y muertes impunes. Todas estas problemáticas marcan nuestras vidas y nuestros cuerpos. Transitar hacia una economía no extractiva implica también una transición energética justa y popular, fundamentada en los derechos humanos y en los derechos de la naturaleza a existir.

Al gobierno mexicano, exigimos que asuma su responsabilidad internacional y frente a la ciudadanía por una transición energética justa y popular, que desaliente las refinerías para la extracción petrolera. Que se comprometa con la creación -urgente- de fondos públicos para la recuperación de emergencias y desastres socionaturales que cada vez cobran más vidas. Denunciamos enérgicamente las prácticas violatorias de derechos humanos y ambientales que debilitan las organizaciones sociales que trabajan por la justicia climática y ambiental, y que criminalizan a las defensoras.

Exigimos que las personas tomadoras de decisiones en la COP 28 asuman el compromiso con la vida, abogando por regulaciones efectivas en materia de empresas y derechos humanos; que el derecho a la naturaleza sea asumido y respetado; que se apueste por el fortalecimiento y apoyo económico y social a organizaciones de mujeres de base que sí están trabajando, desde lo local, para construir la justicia climática. Sus acciones incluyen brigadas de reforestación, gestión comunitaria del agua, activismo ambiental y defensa de la tierra y los territorios. Como defensoras, son hostigadas, amenazadas, perseguidas y asesinadas – pues su trabajo amenaza el sistema.

Compartimos la sabiduría ancestral humana de que la vida y sus ciclos son profundamente vulnerables, que somos interdependientes y ecodependientes. ¡Despertemos!

Mujeres reunidas en la 7ª Generación de la Escuela Ecofeminista “Mujeres Defendiendo el Territorio Cuerpo-Tierra”: Hacia la construcción de las justicias Ambiental, Climática y Ecológica:

Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, A.C.

Albergue Temporal Casa Arcoíris A.C

Alianza Cívica Pinotepa Nacional

Colectiva Nichim Antsetik Ts’isumetik

Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, A.C. (MEXFAM)

Ixchel – Acompañamiento en Salud

LV Acompañamiento y Arte por los Derechos de las Mujeres AC (Las Vanders)

Red de Defensoras del Agua y Territorio

Red de Mujeres de la Costa en Rebeldía

Red de Mujeres Pepen

Sobrevivientes de Feminicidio

Sororidad Motul

Valeria Martínez

Adriana Paez

Anahí Alejandrina Páez Rojas

Virginia Bolaños de Paz

Ada Patricia Cruz Pascasio

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Manual de Plantas Medicinales

Cuando hablamos de sanar el cuerpo, el alma y el territorio, no podemos dejar de mencionar la medicina tradicional, que siempre ha estado al alcance de nuestra mano.

Saber en qué dolencias pueden ayudar el uso de la manzanilla, el estafiate, el gordolobo, la hierbabuena y la menta – ha sido cosa principalmente de las mujeres. Muchas, en especial las campesinas, solo han mantenido el cultivo y uso de las plantas, sino que han transmitido estos conocimientos de forma oral, entre vecinas y entre familias. Y lo han hecho pese a que, desde la medicina hegemónica, las prácticas y conocimientos de las mujeres sobre la sanación han sido perseguidas y consideradas como superstición o robados y patentados por grandes empresas.

A pesar de ello, las mujeres han sido y son guardianas de estos conocimientos ancestrales y han mantenido su papel como curanderas y sanadoras en las comunidades rurales, así como en barrios y colonias urbanas. De hecho, cada vez son más las mujeres urbanas que se animan a tener sus macetas con algunas plantas medicinales.

Desde la perspectiva ecofeminista, consideramos que la medicina natural, los rituales y los espacios de sanación son estrategias y prácticas políticas. Prácticas que nos permiten unir el cuidado de la tierra con el cuidado de nuestros cuerpos. Nos dan la oportunidad de superar las dualidades y dominaciones creadas desde el sistema patriarcal, en dónde se prioriza la razón sobre la intuición, en dónde la explotación de las mujeres y la naturaleza ha sido la base sobre la que se ha construido el modelo capitalista. 

Sanando nuestros cuerpos, Sanando nuestra tierra

Nos emociona compartir el manual de elaboración de tinturas “Sanando nuestros cuerpos, sanado nuestra tierra”.

Para crearlo, trabajamos de la mano con la Red de Mujeres de la Costa en Rebeldía, con quienes fuimos recuperando y reconstruyendo nuestros saberes sobre las plantas, como acto de resistencia política feminista. Nuestras reflexiones fueron orientadas por una sanadora y acompañante en herbolaria, que nos enseñó a preparar tinturas y reflexionar sobre nuestro potencial para sanar y cuidar.

Este manual busca honrar los saberes de las mujeres en la sanación del cuerpo y del alma, con él, queremos aportar y fortalecer nuestra memoria y nuestro poder de mujeres no solamente para sanar, sino para construir formas de vida en la cual el bienestar físico, emocional y mental sean cultivados con conciencia y sabiduría.

Descarga aquí el Manual de Plantas Medicinales

Cuestionar y transformar desde el arte feminista

El arte de cortar y volver a unir, de construir a partir de trozos y retazos, ha sido una práctica común para las mujeres en distintos momentos de la historia. Como forma de sobrevivir al hambre, las mujeres han seleccionado, cortado, picado, mezclado los alimentos para transformarlos en comida. Para subsistir al frío, han seleccionado, cortado y cosido telas para transformarlas en ropa. Reivindicamos el acto de mirar, seleccionar, cortar, picar, pegar, volver a unir como un acto máximo de creación: el acto de ser co-creadoras con la naturaleza y sus dinámicas. Son prácticas que permiten que la vida subsista, creaciones colectivas sin copyright, sin derechos de autoras, y que pertenecen a todas.

Transformar la realidad desde el arte y la creatividad

Desde Agua y Vida, hace ya buen rato que estamos meditando sobre la importancia de re-crear nuestro trabajo, nuestro activismo. Hemos estado indagando sobre la importancia de nuevas formas de ver y transformar la realidad, desde perspectivas que unan la política con la poesía, la razón con las emociones, con la mística, con la alegría.

  • ¿Cómo renombrar y resignificar la complejidad del mundo que nos toca vivir?
  • ¿Cómo traer belleza, inspiración, asombro a nuestro activismo?

Fue así que nos decidimos por el taller de collage.

Vimos que el collage es una técnica artística que nos permite unir el conocimiento racional, emocional e instintivo. Vimos que también nos proporciona momentos de introspección y de creatividad, en una realidad vertiginosa y deshumanizadora que nos quiere siempre aceleradas, siempre productivas.

La introspección y la creatividad pueden constituirse como un acto político, pues nos permiten observar de manera crítica la realidad, analizarla desde diferentes enfoques; nos da el necesario tiempo y silencio para construir argumentos que nos permiten comprenderla para transformarla.

¿Te animas a cortar y pegar?

Hemos debatido, en el taller, que el Collage Ecofeminista tiene el potencial de incomodar. De abrir más los ojos de quién lo mira. Nos permite trastocar los límites que nos han impuesto. Cruzar las fronteras reales o imaginarias.

El collage feminista, o en nuestro caso, ecofeminista, nos permite deconstruir las imágenes hegemónicas sobre la vida, el mundo, las mujeres, la naturaleza – y desde nuestra propia experiencia, otorgarle nuevas formas y sentido. Mirar, apropiarnos, reciclar, deconstruir y reconstruir, también son pasos de la metodología de educación popular feminista: mirar la realidad, analizarla y regresar a ella para transformarla. Es una forma artística de crear nuevas realidades que, sobretodo, cuestionen y denuncien las realidades patriarcales.

Hemos visto que:

  • El collage nos permite recuperar la memoria, reconstruirla y resignificarla.
  • Nos permite contar las historias de lo que fue y de lo que nos gustaría que fuera.
  • Nos permite darle imagen, voz, textura a nuestras causas, luchas y sueños.
  • El collage es para incomodar, para llamar la atención, para interpelar a quienes los miran y hacerlos pensar de manera crítica.

El taller nos abrió un espacio para deconstruir y construir juntas de manera colectiva.